Prudencia y confianza
“Las expectativas económicas no se construyen sólo desde la racionalidad”.
No resulta muy alentador el último Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), el que, de acuerdo con cifras entregadas hoy en la mañana, registró un crecimiento de 1,4% en septiembre comparado con igual mes del año pasado. El número confirma lo que el ministro de Hacienda dijo la semana pasada. Arenas reconoció entonces que los efectos del ciclo de desaceleración que afecta la economía chilena pueden ser más profundos y amplios que lo previsto inicialmente.
Como ya se sabe, la cifra entregada hoy es inferior a las proyecciones de los principales analistas. La mayoría de ellos se había inclinado por un Imacec rondando el 2%. De acuerdo con la versión entregada por el Banco Central, en el número de septiembre incidió “el mayor valor agregado de los servicios, parcialmente compensado por la caída de la actividad minera”.
Igualmente preocupante es el hecho de que en el tercer trimestre la actividad acumuló un aumento de 0,9%. Este es su menor nivel desde el tercer trimestre de 2009, mientras que en los primeros nueves meses del año el Imacec suma un avance de 1,7%, su peor desempeño para ese periodo también desde 2009.
El ministro Arenas salió hoy en la mañana a poner una nota de cautela y moderación respecto de la interpretación de estas cifras: “Están absolutamente en los rangos que se estaban esperando en el mercado y lo más importante es que los resultados a fines de año y del 2015 sean justamente lo que estamos vaticinando o lo que se está vaticinando en promedio por los agentes del mercado”.
La mirada del ministro es prudente. Sin embargo, no debe subestimarse el impacto de estos números en el clima de confianza de los actores económicos y de la opinión pública. Las expectativas económicas no se construyen sólo desde la racionalidad. Igual sucede con la confianza. No es un mero acto analítico.
Hace ya una buena cantidad de meses que la autoridad gubernamental y el Banco Central han venido ajustando sus pronósticos a la baja. Y su discurso más habitual, de que debemos esperar una recuperación hacia fin de año y un reimpulso de la economía en el 2015, pierde la capacidad de tranquilizar a los agentes económicos. De hecho, a comienzos de septiembre el Banco Central recortó su estimación de crecimiento para 2014. En junio, el instituto emisor lo cifraba en un rango de 2,5%-3,5%; sin embargo, a principios de septiembre lo rebajó al rango de 1,75%-2,25%. Y, a partir de ayer, varios analistas comienzan a decir que será difícil llegar a un crecimiento anual del 2%.