Segunda mirada: El sombrero de Napoleón
En 2,2 millones de dólares se subastó el característico sombrero de dos puntas de Napoleón, que pertenecía a la colección del príncipe de Mónaco. Los objetos personales del estratega francés siguen siendo un tesoro para coleccionistas, al igual que sus excéntricas historias. Era tan pretencioso que cuando lo entronaron como emperador, en vez de esperar […]
En 2,2 millones de dólares se subastó el característico sombrero de dos puntas de Napoleón, que pertenecía a la colección del príncipe de Mónaco. Los objetos personales del estratega francés siguen siendo un tesoro para coleccionistas, al igual que sus excéntricas historias.
Era tan pretencioso que cuando lo entronaron como emperador, en vez de esperar que el Papa le pusiera la corona, se adelantó y se la puso él mismo.
También prohibió que un cerdo pudiese llevar su nombre, y en Francia, hasta el día de hoy, es ilegal llamar a un cerdo Napoleón. De hecho, en la edición francesa de “La granja de los animales” de George Orwell, el nombre del cerdo llamado Napoleón se tradujo como César. De hecho, a él pertenece la famosa frase: “Una imagen vale más que mil palabras”.
A las constantes burlas por su baja estatura, solía contestar que “la altura de un hombre no se mide de la cabeza al suelo, sino de la cabeza al cielo”. Aunque, de todas maneras, jamás se quitaba su sombrero, que le daba varios centímetros más.