Caso Urdangarin
“La corrupción en España no ha dejado estamento social inmune”.
La corrupción en España no ha dejado estamento social inmune, recorriendo todo el arco de la sociedad hispana. El caso de Iñaki Urdangarin, yerno del retirado monarca Juan Carlos y cuñado del actual rey Felipe VI, es uno de los símbolos de la corrupción en Europa, que en ese país ha surgido en partidos políticos, artistas, deportistas, banqueros, empresarios, sindicatos, Autonomías e incluso parroquias de la Iglesia, que han comercializado con tesoros y joyas literarias históricas.
El llamado caso “Nóos”, que terminó afectando a la Casa Real, estableciendo un cúmulo de dudas sobre la participación del propio rey, también involucró a la infanta Cristina, quien deberá pagar una multa de 600 mil euros para cerrar el capítulo que la implicó en los delitos cometidos por su marido y que, gracias a la llamada “Doctrina Botín”, le permitirá ser sobreseída. La citada doctrina hace referencia al fallo que favoreció en su momento al fallecido banquero Emilio Botín, cuando ni la Abogacía del Estado ni la Fiscalía presentaron acusaciones en un caso de elusión de tributos.
El juez José Castro, a cargo de la causa en el Juzgado de Palma, en las Islas Baleares, ha recibido el escrito acusatorio, elaborado por el fiscal Pedro Horrach, de la Fiscalía Anticorrupción, que incrimina a 14 personas. En total, se piden 104 años de condena. Urdangarin con 19 años y medio y Diego Torres, quien fuera su socio, 16 años, encabezan el listado. El fiscal apunta que ambos urdieron una trama empresarial para acceder a los fondos de las comunidades de Las Baleares, Valencia y Madrid, usando facturaciones ficticias que les permitieron apoderarse de seis millones de euros. También se vio a autoridades implicadas en el caso, como el ex presidente de la Junta Balear Jaume Matas, para quien se han pedido 11 años de prisión.
Así entra en la recta final uno de los casos emblemáticos por haber llevado la corrupción hasta la misma Casa Real que, con una buena estrategia, alejó a la infanta Cristina de sus funciones protocolarias y oficiales y se preparó para hacer frente al ingreso a la cárcel de Urdangarin. Esperemos que el ejemplo que deja la actuación de los tribunales en el caso Nóos sirva para demostrar que algo ha cambiado en la justicia española, en la forma de hacer frente a este flagelo, que también provoca altos costos políticos.