Convivencia cultural
“La gestión que la DGAC ha hecho con la desviación de los vuelos del nuevo terminal del aeropuerto de La Araucanía es un ejemplo de respeto y convivencia entre dos culturas”.
Entre ayer y hoy la comunidad mapuche de Trapilhue celebra su nguillatún, una ceremonia religiosa que cada comunidad desarrolla de forma autónoma para dar gracias por las cosas buenas y pedir a los espíritus el bienestar de la comunidad para el año que viene. El rito generalmente se realiza una vez al año, pero según las necesidades de la comunidad puede efectuarse cada dos, tres o cuatro años.
Para el ritual debe disponerse de un gran espacio abierto, en cuyo centro se instala un rewe, y alrededor de él se sitúan los espectadores. La ceremonia es oficiada por un ngepin, quien sacrifica a un animal a los dioses, generalmente un cordero. El nguillatún es esencialmente una conexión mística de la comunidad con el mundo espiritual, que requiere, por lo demás, de mucho silencio. Es por esto que es una tarea muy importante escoger el lugar en donde se realiza la ceremonia. Este lugar debe ser depurado antes de comenzar.
Sin perjuicio de lo anterior, en julio pasado se inauguró un nuevo terminal aéreo del aeropuerto de La Araucanía, vecino a 33 comunidades mapuches, y a sólo siete kilómetros del lugar sagrado en donde se realiza anualmente el nguillatún de Trapilhue.
Con el fin de mitigar los ruidos provocados por el flujo de los vuelos, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) dispuso una ordenanza que modifica varios vuelos programados para estos dos días, y así interferir lo menos posible en el nguillatún.
Por lo mismo, varios vuelos de LAN y Sky han alargado cinco minutos su tiempo de viaje para ser desviados 10 kilómetros de su trayectoria regular, alejándose del centro escogido para el ritual. De esta forma, 36 vuelos comerciales programados para el viernes 19 y hoy sábado 20 han debido modificar su ruta.
Es muy positivo que las autoridades se alineen con las costumbres de las comunidades mapuches que ahí habitan y que no interfieran con sus tradiciones. La gestión que la DGAC ha hecho con la desviación de los vuelos del nuevo terminal del aeropuerto de La Araucanía es un ejemplo de respeto y convivencia entre dos culturas.