¿Qué ruta tomará Bachelet?
Por Sergio Muñoz Riveros
“Un plebiscito podría meter a La Moneda en un pantano”.
“¿Usted aprueba o desaprueba la forma en que Michelle Bachelet está conduciendo el Gobierno?”. Con ligeras variantes, esa pregunta ha sido formulada en todas las últimas encuestas, y el resultado es coincidente: desaprobación categórica. Por cierto, ni la Presidenta, ni sus ministros, ni los líderes de la Nueva Mayoría imaginaron que el primer año terminaría con un escenario tan desfavorable, en el que sobresale la aguda contracción de la economía.
Para modificar esta situación, a la Presidenta sólo le sirve revisar los presupuestos sobre los que se construyó su programa: el principal era aumentar el peso de “lo estatal” en la vida del país. En rigor, esos presupuestos ya están cuestionados por la mayoría de los chilenos. ¿Quiere decir que esa mayoría se volvió conservadora? No. Las encuestas revelan que amplios sectores quieren cambios, pero bien concebidos.
Los ministros no saben cuánto les queda en sus cargos, lo que fomenta la parálisis y los afanes para quedarse. El cambio de gabinete no debería demorarse más, pero para que sea útil, la Presidenta debe dejar meridianamente claro hacia dónde quiere ir. Su reto, parece obvio, es gobernar fructíferamente.
Hay que hacerse cargo de las inquietudes de la gente: ¿aumentará el desempleo?, ¿habrá desorden en la educación?, ¿qué respuesta se dará a la delincuencia?, ¿existen posibilidades de mejorar la salud pública?, ¿qué efectos tendrá la reforma laboral?, etc. El factor más corrosivo es, por supuesto, la ambigüedad oficial respecto de la Constitución, lo que ha llevado a los desaprensivos diputados de la bancada por la asamblea constituyente a proponer un plebiscito en 2015, de dudosa factura legal, para iniciar lo que llaman “un proceso constituyente”. Eso sí que podría meter a La Moneda en un pantano.
La Presidenta necesita opciones que articulen los cambios y la estabilidad, y que generen confianza. Si lo fundamental es que sus decisiones interpreten a todos los sectores de la NM, será muy difícil. El liderazgo implica escoger un camino y asumir los costos de defender un valor superior. En este caso, evitar que el Gobierno fracase.
Se ha demostrado que las promesas que no se pueden cumplir se vuelven en contra de quienes las hacen; que las reformas deben mejorar lo que el país ha construido; que el diálogo democrático es una condición del progreso. Se ha demostrado también que tenemos una sociedad con fuerte espíritu crítico, con muchas voces, en la que la cultura de la libertad ha echado raíces firmes.