Segunda mirada: Cambios de mano del kilómetro cero
La nueva cara de la Plaza de Armas impulsada por Carolina Tohá se ve exactamente igual que antes de estar oculta durante un año detrás de paneles de cholguán. Pero no quiere decir que no haya cambios, sólo que éstos son más políticos que urbanos, porque se centran en la seguridad y marcan la preocupación […]
La nueva cara de la Plaza de Armas impulsada por Carolina Tohá se ve exactamente igual que antes de estar oculta durante un año detrás de paneles de cholguán. Pero no quiere decir que no haya cambios, sólo que éstos son más políticos que urbanos, porque se centran en la seguridad y marcan la preocupación de la alcaldesa por la recuperación patrimonial. Esto no es nuevo para la Plaza de Armas. Los grandes cambios que ha sufrido en su historia han sido de ese tipo. La inauguración de la plaza fue el hito que inauguró la ciudad de Santiago, el 12 de febrero de 1541 por don Pedro de Valdivia. Pero él no escogió el Km 0 al azar: el lugar era un centro urbano indígena, en donde convergían varios caminos incas, y en cuyo centro había un monumento solsticial y confluía el comercio. En efecto, la Plaza de Armas ya lo era. Lo que hizo Pedro de Valdivia entonces no fue inaugurar la plaza, sino darle un cambio de mando, y de paso, adornarla con una horca, para ejercer el poder de la justicia real.