Teletón y bienes públicos
“La jornada de solidaridad es mucho más sanadora de nuestra sociedad que de los niños a los que beneficia directamente”.
Este fin de semana los chilenos hemos vivido una nueva Teletón, esa verdadera experiencia de unidad nacional, solidaridad e integración que forma parte de nuestra identidad nacional. Este año se levantaron algunas voces críticas, pero en esta oportunidad los cuestionamientos tuvieron un fundamento más ideológico que en el pasado.
Se dijo que es una campaña que promueve una visión degradante de las personas con discapacidad, puesto que las coloca como sujeto de caridad, lo que sería agraviante y no conduce a una verdadera integración, la que se funda en el respeto y en ver a todos los seres humanos como esencialmente iguales. También estuvieron los que argumentaron que es el Estado el que debe hacerse cargo de la rehabilitación de los niños con discapacidad y no los particulares a través de una organización de este tipo.
Pero estas críticas son incapaces de mellar el enorme valor que tiene para nuestra sociedad esta jornada de unidad, la que es aún más evidente en un momento como el actual, en que el debate público ha vuelto a tensionarse a niveles que parecían definitivamente parte de ese pasado que no queremos repetir.
Si hay algo que ha quedado claro es que esta organización y la jornada de solidaridad en que se funda es mucho más sanadora de nuestra sociedad en su conjunto que de los niños a los que beneficia directamente. Después de cada Teletón, es la sociedad chilena la primera beneficiada y todos deberíamos agradecer a los niños la oportunidad que nos dan de darnos 27 horas de tregua a nuestras diferencias, a las ambiciones, al exitismo y volver a poner las prioridades en el lugar que corresponde.
No comparto la visión de quienes piensan que la Teletón hace de los niños con discapacidad objeto de lástima. Sí creo que es bueno plantearse el tema y discutirlo, para que cada uno pueda reflexionar y enfocar correctamente el verdadero sentimiento que siempre ha despertado en la inmensa mayoría de los chilenos, que es una mezcla de admiración por cada uno de esos niños maravillosos y auténtica solidaridad con ellos y sus familias.
Por otro lado, ésta es una jornada y una organización que hace indesmentible el hecho de que la sociedad, más allá del Estado, es un gran proveedor de bienes públicos; en realidad, es el primer proveedor de estos bienes. El Estado sin duda también los entrega, pero cada día es la voluntad de millones de personas la que hace que la sociedad funcione, y en ella hay generosidad, respeto, colaboración, organización. Lo público es el encuentro en la comunidad, encuentro que la inmensa mayoría de las veces es virtuoso y constructivo. Cada Teletón nos regala 27 horas en que lo comprobamos.