Tres razones para un nuevo gabinete
Por Gonzalo Müller
Después de semanas de especulaciones y presiones del oficialismo, especialmente de la Democracia Cristiana de Ignacio Walker, parece que estamos ad portas del esperado cambio de gabinete.
Después de semanas de especulaciones y presiones del oficialismo, especialmente de la Democracia Cristiana de Ignacio Walker, parece que estamos ad portas del esperado cambio de gabinete. Éste siempre ha sido usado por los presidentes como una manera de descomprimir las críticas al gobierno o tratar de salir de una crisis. A veces se lee como un golpe de timón, donde el Presidente sorprende con una decisión que cambia el escenario político. Pero ante un cambio tan anunciado como este, la conclusión más pasa por una doblada de mano a la autoridad presidencial y un ajuste de ministros que no supieron o no se les dejó ejercer en propiedad su cargo.
La primera razón para hacer este cambio es la debilidad del equipo político. La falta de coordinación y liderazgo es un lugar común en los reclamos de la Nueva Mayoría hacia La Moneda. Sólo a Interior se lo excluye de las listas de salida por su cercanía con Bachelet, lo que lo convierte en la práctica en inimputable, pese a su obvia responsabilidad. La Presidenta creerá, como lo hizo Piñera con Hinzpeter, que un político de experiencia podrá ser el jefe de gabinete que necesita. De Elizalde y Rincón, al parecer, su suerte tiene más que ver con las distintas combinaciones de cambio, pero ambos son candidatos a salir.
Una segunda razón es el mal estado de nuestra economía, el equipo económico de Arenas y Céspedes aparece demasiado desgastado. Los daños en su credibilidad están afectando las posibilidades de reactivación económica que el país y el Gobierno necesitan. La salida del ministro Arenas sería inédita en nuestra historia política reciente, a menos de un
año de asumir, si se repliega la fórmula del equipo político y sale Céspedes de Economía para poner ahí a un hombre que genere confianza en nuestros deprimidos actores económicos, y sea un verdadero par de Hacienda en la vocería económica del Gobierno.
La tercera razón es el bajo nivel de muchos ministros. Desarrollo social es el ministerio que aparece más desaprovechado, sin ser el único.
Si ninguno de los cambios apunta a la reforma educacional, la ilusión de un segundo tiempo a partir del cambio de gabinete puede quedar en ilusión, y generar en 2015 la continuidad de un gobierno que perdió sintonía con el sentido común y las prioridades de los chilenos.