Urrutia, las Argandoña y la mala publicidad
Por Eduardo Arriagada
@earriagada
Por Eduardo Arriagada
@earriagada
El diputado Ignacio Urrutia supo agitar las redes sociales hace unos días, cuando pidió un minuto de silencio por Augusto Pinochet. Seguramente habría sucedido lo mismo en cualquier día, pero él tuvo el detalle de hacerlo en el día internacional de los derechos humanos. Se maneja con la misma inteligencia “cazurra” de su homenajeado. Agita las redes y ni siquiera tiene una cuenta de Twitter. Su estrategia está inspirada en la vieja recomendación: “No hay publicidad mala”, lo mismo que todavía creen algunos medios tradicionales.
Recuerdo a una colega de un canal de televisión a la que hace algunos años le advertí sobre lo complicado que se veía el lanzamiento de un programa protagonizado por la familia de Raquel Argandoña. Ella sonrió y me explicó que esa campaña de Twitter en contra era un fenómeno de unos pocos, que no tendría impacto alguno en la televisión abierta, fuera de aumentar el interés en el nuevo programa. Ella no entendía que las redes sociales eran un entorno distinto. La movilización en las redes contra el programa de TVN provocó que la audiencia de su principal competidor obtuviera récords de audiencia.
La cosa ha cambiado. Ahora no sólo se trata de que hablen de ti. En las redes la gente no se comporta como mera audiencia, sino como activistas que promueven acciones reales en contra de lo que rechazan. “Las Argandoña”, tras la campaña en las redes, terminaron saliendo precipitadamente de la pantalla.
Ignacio Urrutia ya se ha estrenado en las redes. Lo comprobará seguramente en la próxima elección, como ya lo hizo el imbatible Cristián Labbé. “En qué estabas pensando al pedir eso… ¿te pegaste en la cabeza?”, le preguntaba un periodista al diputado. La reacción al minuto de silencio de Urrutia en las redes fue desbordante. Lo más equilibrado lo dijo el senador de su mismo partido, Hernán Larraín, en su cuenta de Twitter: “Fue inoportuno e imprudente”. Menos delicado fue el ex ministro de Salud de Piñera, Jaime Mañalich: “No fue un desacierto, fue una estupidez completa”. Así la cosa, es bueno que Urrutia recuerde que su debut en las redes no le suma, y que los tuits tienen memoria e historial.