Zolezzi o el canto de la sirena
Por Andrés Román
¿Sabe usted dónde estudió el rector Zolezzi?
Por Andrés Román
Mi historia es como la de muchos institutanos. Historia de esfuerzo y periferia. Con orígenes en La Florida, desde donde, después del proceso de selección, entré al colegio. Todo esto antes del metro y con un trayecto de una hora y media en transporte público para ir y volver del colegio. Después de mi graduación, entré a Medicina en la misma universidad donde el rector Zolezzi trabaja y desde donde me gradué. Las declaraciones del rector, más que ser meramente ofensivas, están guiadas por el sesgo que el rector siempre ha tenido en sus comentarios sobre la reforma educacional.
¿Sabe usted dónde estudió el rector Zolezzi? En el Instituto Salesiano de Valdivia, colegio particular pagado, con copago, confesional católico, con selección, perteneciente al holding educacional de los salesianos, orden a la que pertenece Francisco Javier Gil, que también es propietario de la “Universidad” Católica Silva Henríquez, pionera en implementar el ránking. Esa fue la educación que tuvo el rector y el sesgo que pareciera defender, o que define su argumento.
Más allá del debate de los beneficios que tiene o no la selección en el proceso educativo, no comprender la historia del Instituto Nacional y de los demás liceos emblemáticos es no comprender la historia de Chile y su lucha por la educación pública. Pretender tener la osadía de decir que un colegio con 18 Presidentes de la República, fundado como bastión republicano y laico, con 11 premios nacionales de Literatura, políticos de la talla de Francisco Bilbao, Salvador Allende o José Victorino Lastarria solamente forma alumnos para preparar una prueba de admisión, no es más que un absurdo malintencionado.
Que el rector de una casa de estudios tenga la ceguera de declarar en esos términos su visión de la educación pública, en lugar de hablar de las reformas necesarias, habla del nivel de estulticia presente en el debate actual. Tenemos paladines de la igualdad más interesados en defender la educación subvencionada, segregadora y católica que una opción pública, laica y plural con selección. Pretender que el éxito del Instituto Nacional se basa solamente en la selección que se efectúa a niños de 12 años es absolutamente simplista. Da además por descontada la calidad de los profesores, el compromiso de la comunidad escolar y la motivación familiar entre muchas otras variables.
Hay muchas maneras de hacer frente al problema de la selección. Yo propondría que el colegio empezara en primero básico, sin selección, y viéramos qué sucede. La pobreza del argumento del rector Zolezzi no es más que un puñal a la espalda de la educación pública, cuando en Chile la peor discriminación y segmentación se da por el ingreso al sistema privado, y en el lucro en el sector subvencionado. Las mismas burbujas donde estudió el rector, y que apoya tan sesgada y tajantemente.