La agenda política de Penta
Por Camilo Feres, Consultor en Estrategia.
“Con la publicación de nuevos antecedentes del denominado “Pentagate”, hemos podido conocer sabrosos detalles sobre los rituales de recolección de fondos de algunos personeros políticos, pero también mucho sobre la forma en que opera eso que en los 90 Allamand bautizó como “poderes fácticos”.
Por Camilo Feres
Con la publicación de nuevos antecedentes del denominado “Pentagate”, hemos podido conocer sabrosos detalles sobre los rituales de recolección de fondos de algunos personeros políticos, pero también mucho sobre la forma en que opera eso que en los 90 Allamand bautizó como “poderes fácticos”.
Además de ratificar lo obvio —que una porción relevante de las cartas senatoriales de la UDI contaron con el apoyo financiero de la dupla Délano-Lavín—, la nueva información disponible revela también mucho de las preferencias de los dueños de Penta a la hora de relacionarse con la política, ya que, según consta en los correos electrónicos difundidos, no todos los requirentes recibieron el mismo trato.
En los correos divulgados se evidencia una “división de clase” entre los auspiciados: mientras unos se entienden directamente con los dueños (Von Baer), están también quienes deben pedir a través de funcionarios (Moreira).
Si la línea divisoria entre quienes reciben aportes y quienes no fuera meramente partidaria, la disquisición sobre cuál es el criterio usado para distribuir sería simple. Pero no. Los aportes, aunque tienen un marcado sesgo gremialista, también alcanzan a figuras que corrieron fuera de la “coalición por el cambio”, al tiempo que les son negados a candidatos que podrían denominarse “políticamente afines”, como Felipe Kast. En las circunscripciones de Santiago, por ejemplo, Penta no sólo aportó a las campañas de Zalaquett y Golborne, sino que aparentemente ayudó también a candidatos que en las mismas zonas competían en otras listas, interviniendo no sólo para vestir a su santo favorito, sino que además para desvestir a su compañero de lista.
Los aportes denunciados en las primarias presidenciales presentan un comportamiento similar: en un lado apoyan a quien se quiere (Longueira) y en el otro a quien parece debilitar a su adversario (Velasco respecto de Allamand). De confirmarse, estaremos frente a un caso que no sólo habla de martingalas para justificar aportes fuera de la ley, sino que además de un holding para el cual no basta con apoyar a los candidatos de sus dueños, sino que se esmera también en hacer desaparecer a su competencia.