Obispo Barros
Señor Director: Auspicioso resulta el nombramiento que el Papa ha hecho de monseñor Juan Barros como obispo de Osorno. Y lo es no sólo por su profunda espiritualidad y ejemplar celo pastoral, sobradamente conocidos, sino que también, de manera muy especial, porque dicho nombramiento ha ocurrido a días de haberse conmemorado el 33.er aniversario de […]
Señor Director:
Auspicioso resulta el nombramiento que el Papa ha hecho de monseñor Juan Barros como obispo de Osorno.
Y lo es no sólo por su profunda espiritualidad y ejemplar celo pastoral, sobradamente conocidos, sino que también, de manera muy especial, porque dicho nombramiento ha ocurrido a días de haberse conmemorado el 33.er aniversario de monseñor Francisco Valdés como Venerable Siervo de Dios, lo cual es un gran augurio para el anhelado progreso de su causa de beatificación.
Ante las críticas en contra de monseñor Barros formuladas por algunas víctimas de los abusos del presbítero Fernando Karadima, oportunamente sancionado de manera rigurosa y ejemplar por la Santa Sede Apostólica, cabe reflexionar acerca del hecho de que el hoy obispo electo de Osorno ha sido sin duda otra víctima más de los mismos —los especialistas podrán explicarlo mejor—, aunque de distinta manera.
Jorge Mery García