Reputación empresarial
“El sector privado tendrá que continuar lamentando regulaciones que asfixian su campo de acción”.
El sector empresarial y la opinión pública en general se han vuelto a conmover ante los hechos que comprometen a dos importantes ejecutivos nacionales en el uso de información privilegiada, según ha denunciado la Securities Exchange Commission, SEC, estadounidense.
Lo anterior se suma a una larga lista de episodios similares que, en los últimos años, han involucrado a destacados políticos y empresarios chilenos, quienes de diversa forma han defraudado la fe pública y transgredido la legislación vigente. Se perjudica, de esta manera, a innumerables ciudadanos que, confiando en ellos, invirtieron sus recursos en esas compañías.
El problema va mucho más lejos que un simple conflicto entre particulares. En los casos que comentamos, hay presuntos delitos que están siendo investigados y un enorme daño a la imagen empresarial y al mismo modelo económico.
En efecto, estos acontecimientos lamentables dan pie para que algunos sectores interesados realicen injustas generalizaciones que comprometen a todos quienes llevan adelante la noble tarea de emprender y dar trabajo. Por lo mismo, la primera y más fuerte de las reacciones debe provenir de sus pares, ya sea de manera individual, o bien a través de las organizaciones gremiales que los reúnen. Sólo así se podrá mantener en alto el compromiso de la inmensa mayoría de los empresarios con principios y valores éticos y de responsabilidad social corporativa.
El modelo económico también resulta dañado con estas malas prácticas. El se funda en la labor empresarial como una base clave de sustentación. Si estos carecen de legitimidad y reconocimiento social y son percibidos como agentes que sólo buscan maximizar sus beneficios a cualquier precio, resulta explicable que la vista se torne hacia el Estado, como el único capaz de garantizar un desenvolvimiento económico centrado en el bien común. Aunque la evidencia haya mostrado que las cosas no son así.
Urge que se recupere la reputación empresarial. De otra forma, el sector privado continuará teniendo que lamentar regulaciones que asfixian y limitan su campo de acción. Más que buscar en supuestas conspiraciones políticas las causas de cuerpos legales de este tipo, pareciera que su verdadera explicación se halla en las prácticas de algunos que no han sido capaces de autorregularse y han defraudado la confianza depositada en ellos.