Segunda Mirada: El karma de ser millonario
“No es fácil ser millonario. Más allá de los lujos y el poder, está los constante pedidos de auxilio de cercanos y otros no tanto”.
No es fácil ser millonario. Más allá de los lujos y el poder, está los constante pedidos de auxilio de cercanos y otros no tanto.
Es fácil juzgar la paja en el ojo ajeno, pero si Ud. recibiera un correo de un conocido, cuyo asunto dice: “Ayuda”, ¿no lo socorrería?
¿Quién no ayudaría a un joven de a entrar a la universidad? Nadie se lo cuestionaría, sobre todo si resulta ser hijo de un cercano, que pasa por una mala racha.
Si un amigo le pide un poco de combustible para los mil metros finales, ¿no le llenaría el estanque? Seguro este sentirá gratitud para toda la vida.
¿Cómo ignorar a un samaritano con hambre, que pide aunque sea el último raspado de la olla?
Por lo que se ha vivido estos días, en este afán por ayudar se debe elegir con pinzas a los beneficiarios. Lo sabe muy bien un colega crespo y rubio que ha preferido destinar sus millones a propinas estrafalarias o al mundo deportivo, sin verse envuelto en ningún escándalo.