Segunda Mirada: El orgullo del roto chileno
El enemigo denominó “rotos chilenos” a nuestras harapientas tropas, provenientes de sectores pobres. Pero el insulto acabó dándoles más fuerza. Así, el 20 de enero de 1839, los rotos chilenos, bajo el mando de Manuel Bulnes, vencían a la Confederación Perú-Boliviana en Yungay. Por eso, después del triunfo, en lugar de una estatua de Bulnes, […]
El enemigo denominó “rotos chilenos” a nuestras harapientas tropas, provenientes de sectores pobres. Pero el insulto acabó dándoles más fuerza. Así, el 20 de enero de 1839, los rotos chilenos, bajo el mando de Manuel Bulnes, vencían a la Confederación Perú-Boliviana en Yungay.
Por eso, después del triunfo, en lugar de una estatua de Bulnes, se hizo la de un soldado harapiento, y en lugar de celebrar este día como el triunfo de la batalla de Yungay, celebramos el día del roto chileno.
La guerra contra la Confederación Perú-Boliviana no fue tanto una guerra entre países limítrofes como entre liberales y conservadores. El líder boliviano Andrés Santa Cruz era liberal, y Joaquín Prieto, Presidente chileno, conservador.
Luego de ese 20 de enero, los rotos chilenos se dieron cuenta de su enorme poder, y comenzaron los actos revolucionarios en Chile, que siguieron durante los gobiernos de Bulnes y Montt. Así, el día del roto chileno, además del triunfo de una batalla o de nuestra idiosincrasia picaresca, es un símbolo del empoderamiento de las masas populares.