Segunda Mirada: ¿Qué culpa tiene Turquía?
“Su éxito impulsó un boom de teleseries turcas, y ese país se posicionó como uno de los más visitados por los chilenos este año, con un incremento de alrededor del 200% en los viajes respecto del año pasado”
Ayer finalizó “Las mil y una noches”, la exitosa teleserie turca que marcó récords en la pantalla nacional y que ganó por bockover la guerra de las teleseries.
Su éxito impulsó un boom de teleseries turcas, y ese país se posicionó como uno de los más visitados por los chilenos este año, con un incremento de alrededor del 200% en los viajes respecto del año pasado.
La encrucijada histórica entre la cultura oriental y occidental o los vestigios del Imperio Otomano no son ya los grandes móviles que dan valor cultural a Turquía. El título “Las mil y una noches” tampoco será recordado ya como una compilación de cuentos árabes.
No se vio ninguna burka en “Las mil y una noches”. Sólo mansiones y autos lujosos por las calles de Estambul. Sin quererlo, la industria de las teleseries chilenas formuló una estrategia de marketing de Turquía, que impulsó su imagen país y ahora lo exporta al resto de Latinoamérica. Próximas generaciones de niñas llamadas Sherezade y niños llamados Onur así lo probarán.