Segunda Mirada: Un hombre en una cáscara de nuez
“La gente normal tiene una vida feliz, llenando su corazón con la familia, logros laborales y pequeñas delicias cotidianas. Pero un genio capaz de aprehender la complejidad del universo dentro de su mente no necesita cuerpo, ni tiene tiempo para las vicisitudes del diario vivir”.
Ayer fue el cumpleaños 73 del científico más importante del último tiempo: Stephen Hawking. Hace años padece una enfermedad degenerativa que le impide moverse, hasta el punto de tener que comunicarse a través de una máquina. Pero las limitaciones físicas sólo han potenciado su genio.
La gente normal tiene una vida feliz, llenando su corazón con la familia, logros laborales y pequeñas delicias cotidianas. Pero un genio capaz de aprehender la complejidad del universo dentro de su mente no necesita cuerpo, ni tiene tiempo para las vicisitudes del diario vivir.
Pero antes del genio hubo un hombre normal, hoy capturado en su propio cuerpo.
La enfermedad comenzó a manifestarse a sus 21 años. Antes de quedar postrado tuvo una vida normal. Se casó dos veces, tres hijos, trabajaba.
Mañana se estrena una película basada en las memorias de su ex mujer, en el Festival de cine Wikén. Una cinta sobre la vida de Hawking antes del genio, cuando aún era un hombre común.