Aborto y verdad
Por Jorge Reyes Zapata
“Quieren derechamente aborto. Primero por causales y luego será abierto, a no dudarlo”.
Por Jorge Reyes Zapata
Por más de 17 años, he estado involucrado en la defensa de la vida del no nacido, ya sea ejerciendo mi profesión de abogado ante los tribunales, interponiendo acciones para impedir que de a poco esta cruel y deshumanizada acción se cristalice como algo lícito, o desde el Directorio del Proyecto Esperanza, en donde acogemos y recogemos los tristes resultados del aborto en mujeres y no pocas veces en varones, destruidos al aquilatar en sus vidas el resultado de una decisión, siempre tomada bajo la presión de un medio adverso que no fue capaz de generar la acogida, cercanía y cariño que se necesita al enfrentar un embarazo en situaciones desfavorables. Todo esto prueba, de un modo irrefutable, que el aborto nunca será una solución.
En el debate público, lo que más me ha impresionado en quienes son partidarios activos de esta iniciativa, es la total falta de apego a la verdad. Sobreabundan los políticos, médicos y agentes del sistema de salud que, sin datos objetivos, afirman apocalípticos números de aborto, horrendas e injustas persecuciones criminales y abultadas muertes maternas. Todo ello es falso.
Recordemos —la prensa es testigo— cómo conspicuos médicos de clínicas de la cota mil afirmaron, durante el debate de la píldora del día después, que la vida comenzaba con la anidación. Hoy, ellos mismos, señalan sin escrúpulos que la vida empieza cuando el feto posee su sistema nervioso central completo o cuando tiene conciencia de sí mismo.
La misma píldora del día después se proponía como la medida que evitaría el aborto; no logrando imponerla por sus métodos, obtuvieron el acuerdo político necesario con los astutos de siempre y nos la impusieron. No pasó mucho tiempo para que se develaran sus verdaderas intenciones: hoy la píldora es una política fracasada. No es suficiente y quieren derechamente aborto. Primero por causales y luego será abierto, a no dudarlo.
Otro ejemplo, en esta misma línea, plasmado ahora en el proyecto en discusión, es el nombre con el que se busca enmascarar la iniciativa: “interrupción del embarazo”, como si después del acto vil éste continuara, o “despenalización del aborto”, cuando lo que se busca no es sacarlo de la esfera de la persecución penal, sino de hacer lícita una acción que hoy es delito (Código Penal) y prohibido como terapéutico (Código Sanitario).
Pero aún más preocupante que el deliberado desapego a la verdad de sus partidarios, preocupa aún más el angustiante silencio de la inmensa mayoría de los chilenos, que sé que no quieren que se imponga en nuestro país el exterminio de los más inocentes.