Aprendamos de nuestros errores
Por Andrés Barrientos
Director Ciudadano Austral
“Se requieren, entre otras cosas, sistemas de transferencia de datos hacia las localidades”.
Por Andrés Barrientos
Director Ciudadano Austral
A 5 años de la tragedia del 27-F, aún quedan muchas interrogantes por resolver y mejorar. Además, queda un respectivo mea culpa, manifestar las falencias en los procesos y cómo los ciudadanos, en momentos de crisis, pareciera que nos volvemos a acercar a aquello que nos hace diferentes a los animales: ser personas racionales, dotados de libertad y poder creador.
En el libro “8.8° Escombros en el Bicentenario”, publicado por el Instituto Democracia y Mercado, se señalan, además de testimonios, los fenómenos masivos de voluntariado, los errores en la actuación de las autoridades políticas y el simbolismo del Chile de hoy con la aparición de militares en las labores de reconstrucción y ayuda humanitaria. Quedan así en evidencia todos los caminos que necesitan converger y situaciones a corregir para avanzar en un futuro próspero con seguridad y responsabilidad.
No debiésemos olvidar que durante el transcurso de 2013 ocurrió un hito importantísimo, de baja cobertura mediática, que tuvo por objetivo unir a las comunidades científicas de Chile y Japón para compartir experiencias y complementarse en la mitigación de desastres por tsunami, presentando un proyecto conjunto a desarrollar. De ello logramos extraer las siguientes conclusiones: Se requiere mayor inversión y colaboración entre servicios públicos y privados; reformas a la burocracia, que implican instaurar sistema de descentralización del poder de decisión en lo que se refiere a sistemas de alerta temprana (con inversión en personal capacitado); fomento a la investigación en modelación y sistemas de transferencia de datos hacia las localidades, y por último, un compromiso del país en modificar planes educacionales, generar una cultura sísmica y tsunamigénica.
En el evento se expuso acerca de la brecha sísmica que había en el norte de Chile, una parte de cuya energía fue liberada en el terremoto de Iquique 2014. Es cierto que se están generando planes de concientización de la población, pero lo cierto es que aún no han cubierto al país completamente.
Tenemos que aprender de los avances tecnológicos y educacionales alcanzados por Japón, en base a la experiencia chilena y la de Tohoku 2011, donde los japoneses sufrieron la pérdida de alrededor de 19 mil personas. Todo esto tiene consigo tocar una campana de alerta a la población y a todas las autoridades del país, porque no podemos esperar sufrir las consecuencias vividas el 27 de febrero del 2010, cuando no se tomaron decisiones correctas y oportunas por parte del Ejecutivo junto a su equipo, acabando con la vida de centenares de personas inocentes.