La caída del petróleo y la Enap
“Sería recomendable que se analicen nuevamente los planes de la Enap de dedicar unos US$ 500 millones anualmente a prospecciones de gas”.
Aunque su valor repuntó a comienzos de esta semana, el precio del petróleo ha bajado en forma importante, de US$ 115 en junio último a US$ 48 ayer, una caída de 58%. Cambios de tal magnitud ofrecen una oportunidad para reconsiderar políticas energéticas de largo plazo, diseñadas bajo otros supuestos. En el caso de Chile, sería un buen momento para analizar nuevamente parte de los planes de inversión de US$ 805 millones anuales hasta 2020, anunciados para Enap.
La baja ha tomado a los mercados por sorpresa, pero se debe tener presente que el precio del petróleo había estado inusualmente alto: en los últimos 140 años, en moneda constante, los cuatro años con los precios promedio más elevados fueron 2008, 2011, 2012 y 2013. Los valores actuales son más cercanos a los promedios históricos.
Esta situación se debe a cambios en la oferta y en la demanda. El consumo ha disminuido por el menor crecimiento de China y la crisis económica de la Unión Europea, y la producción ha incrementado, principalmente en Estados Unidos. Nuevas tecnologías que emplean la inyección de agua, compuestos químicos y arena han liberado petróleo y gas de formaciones rocosas donde las perforaciones de pozos convencionales no eran viables. El resultado es que esta tecnología, conocida como fracking, hoy representa el 3,7% de la producción mundial. EE.UU. actualmente produce 9 millones de barriles de petróleo diarios, sólo un millón de barriles por día menos que los sauditas.
En el pasado, Arabia Saudita había reducido su producción para sustentar el precio del crudo, política que benefició a otros exportadores dentro y fuera de la OPEP. Ya no está dispuesto a hacerlo. También tiene en cuenta que la mantención de precios históricamente altos de fines de los años 70 impulsó nuevas exploraciones y el descubrimiento de nuevos yacimientos, cuya producción mantuvo los precios deprimidos por más de una década.
El costo de producción de Arabia Saudita es de entre US$ 4 y US$ 5 por barril. Sus autoridades están dispuestas a mantener su elevada producción y bajar los precios para reducir la participación de mercado de productores que emplean las nuevas tecnologías, cuyos costos pueden llegar a entre US$ 50 y US$ 70 por barril, y de otros yacimientos convencionales en aguas profundas con altos costos de producción.
A fines de julio, el ministro de Energía, Máximo Pacheco, anunció un proceso participativo para formular una política energética sustentable y a largo plazo, denominada Energía 2050. Sería recomendable que en esa instancia, que cuenta con grupos de trabajo de carácter técnico, se analicen nuevamente los planes de la Enap de dedicar unos US$ 500 millones anualmente a prospecciones de gas en Magallanes empleando fracking. Dadas las condiciones actuales, la conveniencia de esa inversión podría estar en duda.