Segunda mirada: Independencia para servir
La independencia de Chile se declaró el 12 de febrero de 1818. Pero no fue un triunfo de los progresistas criollos, como la conspiración de profesoras de enseñanza básica nos ha hecho creer. José Bonaparte, alias Pepe Botella por su presunta afición, había sido nombrado rey de España por Napoleón. Los chilenos, que siempre se […]
La independencia de Chile se declaró el 12 de febrero de 1818. Pero no fue un triunfo de los progresistas criollos, como la conspiración de profesoras de enseñanza básica nos ha hecho creer.
José Bonaparte, alias Pepe Botella por su presunta afición, había sido nombrado rey de España por Napoleón. Los chilenos, que siempre se han caracterizado por su fidelidad, conformaron una Junta de Gobierno para manifestar el apoyo a su rey, Fernando VII, renegando del alcohólico nepotista. “¿Jura usted defender la patria hasta derramar la última gota de sangre, para conservarla ilesa hasta depositarla en manos del señor don Fernando VII, nuestro soberano, o de su legítimo sucesor (…) y reconocer al supremo Consejero de Regencia como representante de la Majestad Real?”. Así versa el juramento de la primera junta del 18 de septiembre de 1810. Por eso, este día debe ser recordado como la realización identitaria del pueblo chileno con el vasallaje, que hoy nos caracteriza y enorgullece.
E. Risopatrón