Bolivia y la persecución del mar
“La resistencia comunicacional de la lucha por el mar también responde a una estrategia política que podría beneficiar a Morales en las elecciones regionales de este domingo”.
Hoy, los bolivianos conmemoran el Día del Mar, que ha sido establecido para recordar la heroica resistencia de Calama, organizada por Eduardo Avaroa para detener a las tropas chilenas, que ese 23 de marzo de 1879 escribió una página memorable de su historia. No debiera extrañar que Evo Morales intente articular hoy alguna entelequia. Sobre todo porque la persecución marítima responde a un afán tanto histórico como político.
En La Paz, una plaza que lleva el nombre de Avaroa congrega periódicamente a tropas, estudiantes, empleados públicos y gran cantidad de bolivianos que desfilan y escuchan grandes discursos. Fue en esa misma plaza simbólica donde, en 2011, Evo Morales anunció que presentaría la demanda en contra de Chile en La Haya. Por ello no debiera sorprendernos que, siguiendo la misma línea de hace unas semanas, intente generar versiones tales como una supuesta negociación de salida al mar con soberanía durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet, que ha sido rotundamente desmentida por el canciller Muñoz.
La persistencia de Morales le ha llevado a decir que hubo delegados de ambos presidentes abordando el ofrecimiento. La representante de Bolivia habría sido la ex presidenta del Senado, Ana María Romero, fallecida en 2010, por lo que no será posible corroborar dichas expresiones. Por mientras, el gobierno de Bolivia ha impulsado videos promocionales con personalidades internacionales, como el ex Presidente Mujica, que se muestran favorables a su causa.
Esta resistencia comunicacional a favor de la lucha boliviana por el mar no es sólo un afán territorial, también responde a una estrategia política que podría beneficiar al oficialismo de Evo Morales en las próximas elecciones regionales, de gobernadores, alcaldes y concejales que se efectúan este domingo. Las encuestas muestran una baja considerable en el apoyo al gobierno en La Paz, especialmente, en El Alto. Esta baja podría sumarse a la desaprobación sistemática al gobierno de Morales en Santa Cruz y Cochabamba.