¿Costos del progreso?
Por Felipe Mancilla Mejías
Renovación Nacional
Por Felipe Mancilla Mejías
Renovación Nacional
Chile ha sido testigo de distintos conflictos a partir de la creciente urbanización, de la mayor demanda energética y de una presión constante por el acceso a distintos tipos de bienes y servicios.
El conflicto en Chiloé por la construcción del mall de Castro, la pugna por la no erradicación de la quinta de recreo “El Negro Bueno” o la defensa al bosque esclerófilo “El Panul”, ambos en la comuna de La Florida, como también las discusiones en torno a la construcción del mall Barón en Valparaíso parecieran ser muestras de que el actual modelo de desarrollo y progreso no se compatibiliza con el patrimonio de las distintas localidades.
Todo esto sumado a un contexto en que la tónica social pareciera estar marcada por un individualismo que olvida la vida en comunidad y que trasladó la vida en sociedad a lo que hoy son espacios de consumo. Urge generar una reflexión acerca de los límites morales que el mercado debe tener, la cual permita comprender que crecimiento, desarrollo y progreso económico no son sinónimo de pérdida del patrimonio cultural y natural, como tampoco de vínculos comunitarios.
Por ello, es necesario replantear una propuesta pública que permita retomar lo que antiguamente fueron los espacios de encuentro y esparcimiento, que permitían una verdadera vida en comunidad. Un buen ejemplo de lo anterior es la construcción del parque Renato Poblete en la comuna de Quinta Normal o los tradicionales barrios Patronato y Meiggs que, manteniendo su constante nivel de consumo, se caracterizan por ser a escala humana.
Un Estado que realmente se compromete con la sociedad no puede hacer caso omiso de la pérdida del patrimonio a costa del progreso económico que, por consecuencia, dificulta la vida en la ciudad y, con el correr del tiempo, termina perjudicando los vínculos que existen entre un ciudadano y otro.
Por el contrario, una administración con rostro humano debe velar por la vida en sociedad, permitiendo densificar los vínculos en beneficio del bien común, como también el poder generar una sociedad solidaria, rica en patrimonio y en vida comunitaria.