Cuando las instituciones fallan
Por Fernando Balcells
“No necesitamos tanto más Estado, sino mucha más ciudadanía”.
Por Fernando Balcells
Convocado por la Presidenta, se ha formado un parlamento técnico-moral para avanzar de manera decisiva en la contención de la corrupción. No cabe más que recibir este esfuerzo con optimismo.
La confianza entregada no es ni incondicional ni pasiva. La inteligencia, la integridad y la experiencia de los convocados servirán para evitar el riesgo de postergaciones y resultados anodinos. Confío en que se entenderá que la actual situación marca el cierre de una época de vacilaciones y la apertura a nuevas relaciones institucionales en las que la ciudadanía debe, no sólo participar, sino sentirse en casa.
La convocatoria revela, a pesar de una denegación constante, que las instituciones no funcionan y deben ser profundamente reformadas. Cada institución tiene una historia y un propósito. Hoy, la ciudadanía y la economía necesitan instituciones distintas, abiertas, flexibles y eficientes. La corrupción no se combate con retos, disculpas y castigos, sino cambiando la naturaleza de su responsabilidad. El gran cambio necesario es que las instituciones deban responder eficazmente ante la ciudadanía. No necesitamos tanto más Estado, sino mucha más ciudadanía.
Afortunadamente, estamos en una época nueva. El desafío del país consiste en ganarse la plata con transparencia, basándonos en una población formada e incentivada en la creatividad, la productividad y el respeto. Tenemos que entender esto para comprender los límites que queremos para las malas prácticas.
La comisión va a tener que remontar una serie de dificultades. La mayor tiene que ver con el compromiso del Gobierno y las fuerzas políticas para dar cumplimiento a sus recomendaciones. Antes, va a tener que enfrentar otra serie de obstáculos que vienen de la homogeneidad de su composición. Abogados, economistas y profesionales de apoyo al giro ‘experto’, deben tomar en cuenta su sesgo y abrir la comisión a la opinión de organizaciones sociales ciudadanas. El control de la corrupción y los abusos de poder no se pueden abordar sin una ciudadanía involucrada.
Para acercar y permear el sistema político a la ciudadanía es posible transformar los actuales Consejos Consultivos de las instituciones públicas en lugares de fiscalización y encuentro entre instituciones del Estado, gremios empresariales y organizaciones sociales.
La comisión será exitosa si logra tocar los mecanismos que incentivan y protegen la corrupción. Si se consigue imponer la revocación de parlamentarios por iniciativa popular calificada, podría empezar a recuperarse la confianza de los chilenos en sus instituciones. Si además se logra instalar un sistema plebiscitario de reformas sustanciales, más allá de la confianza, se puede avanzar en el compromiso activo de las personas con el sistema político.