El péndulo vuelve a su equilibrio
“La mayoría de las reformas emprendidas por Bachelet se financiaron con los tributos a las utilidades del cobre”.
La caída en el precio del petróleo ha sido un gran shock para Rusia, debido a que el sector petrolero representa el 25% de su PIB, el 70% de las exportaciones y el 50% de los ingresos federales. ¿Ésta no era la gran potencia mundial que desafiaba a EE.UU.?
El euro se valoró, por razones insondables, durante 14 años por encima del dólar, y ahora vuelve a su cauce. El primero pertenece a un heterogéneo grupo de naciones de arraigos propios, mientras que el segundo se organizó desde su sabia y vigente Constitución, que perdura tres siglos y se define desde sus orígenes.
En los gobiernos populistas, la sensación de bienestar no supera los 2 años. Venezuela, con una inflación del 70% y una contracción económica de 7%, altera todos los equilibrios de la sociedad y los bolsillos de sus ciudadanos, todo con una progresiva mayor opresión.
Chile, por su parte, creció al 4,8%, por lo menos durante 25 años. Durante este tiempo, de forma igual o desigual, se lograba bienestar para todos, con mayores oportunidades. Las dos administraciones Bachelet corresponden a las de menor crecimiento de los últimos 6 gobiernos, predominando un Estado más gravitante y una actitud antiempresas y de reformular casi todo con contrarreformas retrógradas. Todas las encuestas demuestran con rigor metodológico que sus tres reformas emblemáticas tienen más detractores que partidarios. Su carátula populista en desmedro de los que generan riqueza y con acento en la gratuidad, aun así no convence. ¡Lapidario!
Tantos años se predicó contra la participación privada en la minería que se creó el artilugio de la “concesión” minera. Pues bien, la mayoría de las reformas emprendidas por el primer gobierno Bachelet se financiaron con los tributos a las utilidades del cobre. Hoy sus precios rozan los costos operacionales de US$ 2,5 la libra, y no podrán financiar el programa esculpido en piedra de universidad gratuita para todos, que tiene un costo preliminar de US$ 5 mil millones anuales en régimen.
No hay una crisis de institucionalidad en Chile. Es más una prueba de exigencia. Las transgresiones se están castigando, con celos y excesos, con sanciones que ciertamente inhiben conductas similares. Los medios de comunicación condenan culpables sin sentencia, sólo atendiendo al clima crispado de un segmento que logra notoriedad a través de medios superficiales y disruptivos. Mientras, el Estado sigue mostrándose ineficaz respecto de la creciente delincuencia y ritmos de victimización que llegan a un récord de 43,5%. Cuidado con los extremos del péndulo. La terrible lacra sería ocultar culpas propias con el humo de faltas ajenas.