La porfiada sequía
“Esta nueva institucionalidad sólo será una nueva noticia si logra demostrar eficiencia y soluciones prácticas en materia de urgencia”
La creación de una nueva institucionalidad que se haga responsable de los recursos hídricos debiera ser un paso constructivo, aunque sea una respuesta tardía al acuciante problema de la sequía que vive gran parte de nuestro territorio actualmente.
Es posible que a los sectores más afectados no les tranquilice mucho la creación de entidades, propensas a la burocracia, cuando lo que requieren es resolver con respuestas concretas la situación que les aflige. Se necesitan, con urgencia y en gran parte del territorio, más embalses, tranques y estanques que le permitan al conjunto de pequeños y medianos agricultores salvar cientos de miles de hectáreas. Esa infraestructura es vital para evitar la pérdida de las aguas que van a dar al mar.
Igual drama están enfrentado los productores lecheros y ganaderos que han advertido que, de seguir el ciclo de sequía de ocho años, se verán obligados a emplear sus recursos forrajeros con anticipación y, si acaso se mantiene el fenómeno de El Niño, como se vislumbra, no dispondrán de ellos cuando son más necesarios, en el invierno que comienza ahora. Así lo ha señalado el presidente de los productores lecheros, advirtiendo que es urgente trabajar con responsabilidad ante este problema, tantas veces postergado por las distintas administraciones.
Las amenazas de escasez también caen sobre el sector energético. Disponía hasta hace unos años de una importante producción de hidroelectricidad, pero ésta ha ido bajando a porcentajes menores para un país que debiera tener, en este rubro, una preeminencia de liderazgo. La carencia de agua también se ha podido apreciar en la difícil situación que se ha presentado con los incendios forestales que, como es sabido, han abarcado este año a casi 80 mil hectáreas en todo el territorio y continúan presentándose aún en varias regiones del país. Sin ir más lejos, hemos visto cómo esta semana Valparaíso ha vuelto a sucumbir ante un incendio de magnitudes mayores, y cómo el incendio forestal en la zona de Melipeuco, en La Araucanía, alcanzó finalmente al Parque Nacional Conguillío.
Esta nueva institucionalidad es por lo pronto sólo un anuncio. Solamente será una buena noticia si logra demostrar eficiencia y soluciones prácticas en materias de urgencia. Controladas las emergencias, es preciso que sepa poner en marcha políticas de Estado con una planificación estratégica a futuro, que regule el déficit hídrico que no pudimos sortear, y cuyo pronóstico futuro tampoco es promisorio.