Liderazgo en la Nueva Mayoría
“Se hace necesario un nuevo referente de liderazgo en la Nueva Mayoría, que pueda diferenciarse y distanciarse de la actual crisis en que se ve envuelta la política”.
Faltan aún tres años para el término del gobierno, pero las campañas empiezan mucho antes. Tenemos candidatos permanentes como ME-O y, según la percepción de muchos, Piñera está enteramente dedicado a preparar su retorno. Se habla, igualmente, de otros aspirantes como Walker y Ossandón.
La izquierda y el oficialismo, en general, atraviesan por una etapa de desconcierto y desaliento, iniciada con las primeras revelaciones del caso Caval. Además, siguen sorprendiendo nuevos descubrimientos que pueden causar efectos duraderos y complican aún más el panorama: Soquimich, platas a candidatos de la Nueva Mayoría y un nuevo contrato de Caval. Todo esto ha provocado una abrupta desaprobación al gobierno de Bachelet, que hoy bordea el 60%.
Se hace necesario un nuevo referente de liderazgo en la Nueva Mayoría, que pueda diferenciarse y distanciarse de la actual crisis en que se ve envuelta la política, en la que todos los sectores se han visto afectados.
Ocurre que en las filas del Gobierno y de los partidos de la Nueva Mayoría pareciera, al día de hoy, no existir quién pueda presentarse con esas características y lograr convencer al electorado. Peñailillo, que en el primer año apareció como una cara nueva y renovadora, tiene que enfrentar la fronda en su propio ministerio. Ningún otro ministro muestra destacarse especialmente, salvo escasas figuras más ligadas al pasado de la Concertación como Insulza y Escalona.
En este punto surge Ricardo Lagos como la carta más segura, pues en su gobierno supo ganarse la confianza de los empresarios. De esta forma, parece el más propicio para sanar esta quebrantada institucionalidad que se ha develado este último tiempo con la mala forma de relacionar dinero y política. Su liderazgo resalta sobre todo frente al de una figura como la de ME-O, mucho más radical e izquierdizada.