Lo esencial y lo accesorio
“Este tipo de polémica enturbia las relaciones entre el nuevo consejo asesor y el Poder Legislativo”.
Es evidente que para que el nuevo Consejo Asesor Presidencial Anticorrupción pueda desarrollar bien su trabajo, tanto sus integrantes como quienes sean objeto de sus observaciones deben procurar mantener un clima de respeto y cordialidad. Sin embargo, el propio presidente del consejo ha hecho una afirmación que tensiona innecesariamente sus relaciones con los parlamentarios, incluyendo los de Gobierno, algo que no contribuye a facilitar su misión.
El economista Eduardo Engel, cuyo prestigio académico avaló su nombramiento como presidente de la nueva instancia que evaluará cómo regular mejor la relación entre la política y los negocios, dijo el fin de semana que “lo que se ve mal es cuando ellos mismos (los parlamentarios) se están fijando el sueldo, eso es impresentable”. Esto motivó ayer una airada respuesta del timonel de la DC, quien, además de precisar que la dieta parlamentaria la fija la Constitución —y no el Congreso— en un monto equivalente al sueldo de un ministro de Estado, conminó al titular del consejo asesor a “que se informe bien y haga bien su trabajo”, porque “está equivocado”. La oposición también ha hecho ver que el Congreso sólo puede aprobar o rechazar la propuesta de sueldo que hace el Ejecutivo, pero no hacer una propuesta propia.
Este tipo de polémica innecesaria tiene el triple inconveniente de enturbiar las relaciones entre el nuevo consejo asesor y el Poder Legislativo, de desviar el foco del tema principal que lo ocupa, y de minar aún más la confianza de la ciudadanía en la capacidad de los actores institucionales para enfrentar en forma eficaz y con altura de miras los problemas en que se juegan sus intereses. En el caso de la Nueva Mayoría, en particular, la aseveración de Engel —más cuestionable aún por el hecho de que él mismo admitió no haber estudiado el tema en profundidad— pone en riesgo la disposición con que el oficialismo acogió, al menos en público, la creación de la instancia asesora.
Aunque la dieta parlamentaria puede ser un tema legítimo de debate en el marco de la misión del consejo, sin duda no es una preocupación prioritaria al lado de otras más complejas como el financiamiento de las campañas políticas, por citar un ejemplo. Los buenos resultados de esta instancia dependen, en gran medida, de su capacidad para distinguir lo esencial de lo accesorio, y para concentrar sus energías en ello.