Pierde la política, ganan los políticos
Por Rodrigo Montt Swett
Director Ejecutivo Fundación Manuel Montt
“El redistritaje de la nueva ley electoral hará más difícil a un candidato desafiante darse a conocer”.
Por Rodrigo Montt Swett
Director Ejecutivo Fundación Manuel Montt
Mucho se ha dicho sobre los casos Caval y Penta-SQM, de las faltas a la probidad, tráfico de influencias, delitos tributarios, si la Presidenta sabía o no, de la imprudencia de haber nombrado a su hijo en un cargo público, de la forma en que se financian las campañas. Pero de lo que nadie ha dicho nada, tal vez por que quienes se refieren normalmente son parte interesada, es sobre los efectos que estos casos traerán a la política.
Vemos cómo la clase dirigente ha salido en masa a señalar, rasgando vestiduras, que para evitar o poner fin al financiamiento irregular de las campañas se debe fiscalizar y aplicar la ley y endurecerla en algunos casos, limitando el período de campaña, disminuyendo el gasto electoral y limitando el origen de los aportes a campañas políticas, frases para la galería que caen muy bien en la ciudadanía. Porque ellos cuentan con mecanismos para burlar estas normas.
¿Y qué pasa con los políticos? Quienes hoy ejercen los cargos verán cómo, con el redistritaje de la nueva ley electoral, sus distritos crecerán, lo que hará más difícil a un candidato desafiante darse a conocer. Además, dispondrá de menos recursos, pudiendo gastar menos y en un menor tiempo de campaña, mientras que el diputado o senador que está en ejercicio del cargo, y por supuesto si utiliza bien las asignaciones que el Congreso pone a su disposición, gozará de recursos públicos para pagar encargados territoriales, sedes, teléfonos, vehículos y bencina para estar “en campaña permanente” durante todo el ejercicio de su cargo. A lo anterior habrá que agregarle que aquellos diputados que quieren optar al Senado viajan a ciudades a las que no representan, utilizando los pasajes que el Congreso les otorga para el desempeño de su cargo. Para un candidato desafiante se hace cada vez más difícil, por no decir imposible, desbancar a un parlamentario en ejercicio.
Por otro lado, el desprestigio en que se encuentra la actividad política implica que sean pocas las personas honestas que tengan interés en ingresar al “club”, con el riesgo de ser insultadas gratuitamente por cualquier ciudadano; además, porque dentro del club también existe gente honrada, que es vista por la ciudadanía con los mismos ojos de quien comete irregularidades, lo cual provoca en muchos casos desinterés por la política.
La política es importante, y también pierde cuando la gente honesta no quiere ser parte de ella. Cualquier ley que suponga límites al gasto, aportes y duración de las campañas debe ir de la mano con la limitación del gasto público en las asignaciones a los parlamentarios y de la reelección de los mismos; de lo contrario, ganarán los políticos y perderá la política.