Segunda mirada: El misógino Neruda
“Quien fuera en su hora marido deslumbrante”; “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”; “Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos”. “Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados”. Para algunos, inofensivos piropos callejeros; para otros, una ofensa violenta. Frases […]
“Quien fuera en su hora marido deslumbrante”; “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”; “Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos”. “Oh la boca mordida, oh los besados miembros, oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados”.
Para algunos, inofensivos piropos callejeros; para otros, una ofensa violenta. Frases como estas podrían ser prohibidas de aprobarse el proyecto de ley que la ONG Observatorio Contra el Acoso Callejero anunció que ingresaría al Congreso.
Las palabras citadas son extractos de poemas de Pablo Neruda, para muchas mujeres anti piropo, quizás el mayor misógino de la historia de Chile, que bien sabía lo que era acosar a mujeres que lo ignoraban: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”.
Pablo de Rokha dijo primero que la de Neruda era poesía para jovencitas acaloradas. Le dedica libros y ensayos, tratándolo de poeta burgués y plagiador, pero nada de eso impidió que su rival ganara el Nobel. De Rokha fue un incomprendido, un adelantado. Hoy sería el rostro de las campañas anti acoso.
E. Risopatrón