Segunda mirada: El nuevo poder popular
El clima político está cambiando. Los poderosos sucumben ante sus propios tribunales. La justicia se ve venir y el pueblo se alza. Ya llegará nuestro día, más temprano que tarde. Por mientras, los sectores más diversos se unen en la lucha. De los altos de la cota mil bajaron buses llenos de jóvenes insurrectos al […]
El clima político está cambiando. Los poderosos sucumben ante sus propios tribunales. La justicia se ve venir y el pueblo se alza. Ya llegará nuestro día, más temprano que tarde.
Por mientras, los sectores más diversos se unen en la lucha. De los altos de la cota mil bajaron buses llenos de jóvenes insurrectos al centro de la capital, para gritar a viva voz a las autoridades las injusticias que perciben, con banderas rojas en la Plaza de la Constitución.
Los manifestantes, más rubios de lo habitual, y los gritos no aludían a compañeros presentes. Tampoco se vio ningún lienzo de Allende ni del Che. Pero la pasión fue la misma. La protesta de ayer fue un llamado a la justicia, a la igualdad.
Los puños en alto por fin levantaron la voz de los más débiles. Ayer al fin se alzaron los desplazados, los oprimidos, los que no tienen voz. Y entre cánticos de protesta los manifestantes gritaban, de cuando en cuando: “¡No al aborto!”.
E. Risopatrón