¿Déficit hídrico o ceguera cortoplacista?
Por Andrés Barrientos Ciudadano Austral Nos han invadido declaraciones acerca de la sequía. Los alarmistas señalan que se debe condenar a quienes excedan el gasto promedio de agua (como si éste fuese fijo), cobrándoles un nuevo impuesto para educar respecto al cuidado del agua, limitando a las empresas la utilización de agua potable en su […]
Por Andrés Barrientos
Ciudadano Austral
Nos han invadido declaraciones acerca de la sequía. Los alarmistas señalan que se debe condenar a quienes excedan el gasto promedio de agua (como si éste fuese fijo), cobrándoles un nuevo impuesto para educar respecto al cuidado del agua, limitando a las empresas la utilización de agua potable en su proceso productivo, medidas que perjudicarían a personas de menores ingresos.
La creciente demanda eléctrica en el SIC, la falta de diversificación en la oferta de la matriz energética, donde el Estado más que un contribuidor está favoreciendo la creación de oligopolios, y la ceguera cortoplacista de los ciudadanos que demandan subsidios para amortizar las alzas en las cuentas de luz generan presiones inflacionarias.
Chile importa un 72% de recursos energéticos como petróleo, gas y carbón, ignorando que cerca del 80% del agua está regresando al océano sin utilizar en su totalidad la energía potencial que brinda. Una de las energías más baratas es la hidroeléctrica, por ello Noruega tiene copada su capacidad de producción, mientras Chile se encuentra entre el 45% en hidroelectricidad de la producción total. Siendo ésta energía sustentable, competitiva y soberana, permite la generación de empleos, aumenta la conectividad y es una semilla de fomento al turismo en localidades.
Es lamentable que el debate esté ideologizado y que, con soberbia, el Gobierno desee consagrar el agua como derecho social, creyendo que asegurará su disponibilidad para el consumo, obviando la naturaleza misma del bien. Asoman como alternativas: plantas desalinizadoras, reparar infraestructura para el almacenamiento, catastro y gestión de aguas subterráneas, plan de canales de regadío, captación de aguas lluvias.
Si no se vela por incentivar la construcción de infraestructura de almacenamiento como embalses, sistemas de conducción para el transporte desde regiones con excedente hacia las de déficit y otras formas de generación como mini-hidro o nuclear, terminaremos en un país donde los grupos de presión medioambiental agotarán la energía frenando mejoras en la calidad de vida, creación de empleo y crecimiento.