Despenalización y prioridades
“Pocos esperaban que el proyecto viera la luz tan pronto. Especialmente en el marco de la difícil situación que viven las instituciones en Chile”.
Esta semana la comisión de Salud de la Cámara Baja aprobó el proyecto de ley que legaliza el autocultivo de marihuana para consumo personal y su comercialización para fines medicinales. La iniciativa ahora pasará a ser discutida por el conjunto de la Sala. El proyecto permite portar hasta 10 gramos de marihuana y disponer de seis plantas en el domicilio particular, pero el consumo de cannabis en la vía pública está prohibido. Asimismo se veda la creación de asociaciones o agrupamientos para el cultivo colectivo de la planta, permitiéndose sólo su reproducción doméstica.
Tras seis meses de pausado debate en la comisión de Salud, pocos esperaban que el proyecto, que modifica la Ley N° 20.000 sobre Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, viera la luz tan pronto. Sobre todo en momentos en que la clase política ha estado profundamente cuestionada, intentando apagar los incendios que han encendido los casos Penta, Caval y SQM, y considerando la densa agenda legislativacuanto a reformas que afectan importantes sectores de la sociedad, como la laboral y la educativa.
Pareciera existir cierta intención de acelerar el avance de este proyecto, el que permite a un sector de la clase política nacional, tan cuestionada en estos días, aparecer como moderno y a tono con “los tiempos”. Un apresuramiento que puede costar caro en tanto el mismo presidente de la comisión de Salud, Juan Luis Castro (PS), declara que el proyecto posee debilidades en el terreno de la fiscalización, dado que el Ejecutivo mostró poca predisposición a involucrarse en la discusión. Posición entendible si se considera que el Ministerio de Salud se apresuró a manifestar su oposición parcial a la iniciativa, especialmente en lo tocante al consumo con fines recreacionales.
A esta oposición se sumó la de algunos parlamentarios, como Osvaldo Andrade, quien señaló que la despenalización de la marihuana no apunta a solucionar el problema de la droga que enfrenta la juventud en las poblaciones marginales -donde el principal enemigo es la pasta base-, sino que se trata de una medida esencialmente elitista, destinada a contentar a un sector de la clase media que consume cannabis.
Más allá de las posiciones encontradas en torno a la legalización de la marihuana, lo cierto es que este tema no parece ser uno de los prioritarios en el difícil momento que vive el país. Ojalá no caigamos en la antigua y poco escrupulosa práctica de la cortina de humo.