La Iglesia Católica y la corrupción
Quien conozca la historia del catolicismo debe reconocer que en esta noble institución, desde sus orígenes ha experimentado fallas. La esencia de estas fallas ha sido olvidar que su misión es evangelizar y llevar por el camino de las virtudes al pueblo, buscando imitar a Cristo y trabajando por la santificación y el bien común. […]
Quien conozca la historia del catolicismo debe reconocer que en esta noble institución, desde sus orígenes ha experimentado fallas. La esencia de estas fallas ha sido olvidar que su misión es evangelizar y llevar por el camino de las virtudes al pueblo, buscando imitar a Cristo y trabajando por la santificación y el bien común. Pedro apóstol fue ladrón y traidor en los inicios. Los siglos X, XV y XVI tuvieron Papas indignos, venales e inmorales. No todos los obispos y sacerdotes han sido, como hoy, pastores fieles a Cristo. El celibato eclesiástico del clero disciplina en Occidente nunca ha sido asumido completamente y hoy sus falencia y pecados escandalizan como nunca.
Pero estas lacras nunca han sido totales en la Iglesia, y en XXI siglos de historia, una fuerza superior le ha permitido al catolicismo desarrollar una acción magnífica, que sorprende y motiva.
El actual Papa ha asumido la reforma que necesita la Iglesia. La cultura de la comunicación permite hoy saberlo casi todo y al instante, y quienes critican a la religión y al cristianismo en particular, han magnificado sus males, exagerándolos falsamente y afirmando que todo está corrupto. Curiosamente, los medios de comunicación nada dicen de las otras iglesias o religiones, postulando así, que son impecables, lo que no es posible de afirmar con seriedad, pues ellas, también están formadas por seres humanos. Como nunca, los santuarios reciben peregrinos, por más que por otra parte la asistencia a misa haya bajado. El natural religioso del hombre sigue buscando respuestas trascendentes. Esto es un gran desafío para el Catolicismo. La Iglesia, santa por el Espíritu de Cristo y pecadora por la condición humana, no solamente recuperará su fuerza, prestigio e importancia, porque ella está por encima de sus minoritarias lacras de ambición de poder, dinero y escándalos sexuales. El que cree, sabe que la promesa de su Fundador ha asegurado que Ella estará hasta la consumación de los siglos. Si a pesar de sus errores, fallas y pecados ha vivido XXI siglos, debe hacer pensar a sus adversarios, enemigos o detractores que hay en ella algo inexplicable que la sostiene, que para el creyente es el Padre de Cristo y su Espíritu.