Mea culpa
“El gesto es una forma de transferir a la Presidenta la responsabilidad principal, dado que los partidos le han otorgado facultades para proceder”.
En el marco del caso SQM, el acuerdo logrado entre los partidos de gobierno y oposición conforma un intento esperanzador de recuperar credibilidad y confianza perdidas. Con este mea culpa, la clase política se compromete a sincerarse y a superar el grave momento bajo el marco de legitimidad y a construir una nueva institucionalidad en materia de probidad, apoyando el liderazgo que debe asumir la Presidenta para impulsar iniciativas, como las que proponga el Consejo Asesor contra los Conflictos de Interés, Tráfico de Influencias y Corrupción. El gesto es, de todas maneras, una forma de transferir a la Presidenta la responsabilidad principal, dado que los partidos le han otorgado facultades para proceder.
No todos los partidos con representación parlamentaria han suscrito el acuerdo, y algunos han excusado su apoyo por considerar que éste se asemeja al suscrito, en su momento, por el ex Presidente Ricardo Lagos y Pablo Longueira, líder de la UDI, en el año 2003, cuando el caso conocido como MOP Gate derivó en una crisis institucional que afectó a La Moneda. La investigación que tuvo a su cargo la ministra Chevesich concluyó condenando a funcionarios públicos y empresarios que, coludidos en el abultamiento de presupuestos para el MOP, mediante boletas y facturas falsas, lograron defraudar al fisco en más de mil millones de pesos, generando dineros para pagar sobresueldos a funcionarios públicos.
Desde La Moneda, el Presidente Lagos y el ministro Insulza desplegaron toda su fuerza de negociación para constituir una comisión transversal que permitiera dar salida a la crisis. Así, asumieron un liderazgo necesario para construir un consenso que permitiese avanzar en la modernidad, mediante la elaboración de un cronograma de acuerdo político y legislativo, que se comprometió a impulsar las agendas de modernización del Estado y de la transparencia y de la promoción del crecimiento. En ellas se involucraban todos los aspectos que debían poner freno a la corrupción y el tráfico de influencias entre otras manifestaciones del deterioro social.
El Presidente Lagos señaló, en esa oportunidad, que con el acuerdo ganó Chile, y no el gobierno ni la oposición, asegurando que fue posible porque se escucharon las campanadas de alerta advirtiendo que los cimientos básicos de la patria estaban siendo amenazados. Fue la luz al final del túnel que permitió, esa vez, la salida de la crisis.