Libros
Señor Director: La Política Nacional de la Lectura y el Libro, presentada recientemente tras una prolongada consulta con los sectores incumbentes y elaborada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, intenta marcar una línea de continuidad con las directrices que han orientado a este sector en los últimos lustros. Organizada en una […]
Señor Director:
La Política Nacional de la Lectura y el Libro, presentada recientemente tras una prolongada consulta con los sectores incumbentes y elaborada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, intenta marcar una línea de continuidad con las directrices que han orientado a este sector en los últimos lustros. Organizada en una estructura de ejes estratégicos, consulta grandes objetivos, no siempre fáciles de controlar y evaluar, así como planes y medidas dirigidas al cumplimiento de aquellos. Es un trabajo que, al menos teóricamente, parece plausible y elaborado de acuerdo con metodologías probadas.
No obstante, se echa de menos, como ha sucedido de manera recurrente y sistemática en planteamientos anteriores acerca de este mismo sector, una comprensión mínima del papel de la televisión en la construcción de la cultura, como también de la absoluta necesidad de sumarla como aliado estratégico en cualquier formulación de política. Prescindir de este medio de comunicación en una política de fomento de la lectura y el libro, o considerarlo como un actor secundario, acaso aleatorio, es, en la práctica, renunciar por anticipado a conseguir logros relevantes, y malgastar esfuerzos y recursos en un empeño que a la larga será amagado por influencias disruptivas de los objetivos de esa política. Sería positivo incentivar una conversación seria, no insincera ni de mero compromiso, acerca de la marera en que la televisión se suma de verdad a este objetivo nacional.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega