Se acrecienta el camino a la desigualdad
El mundo está creciendo a un 3,3 % según el FMI, y Chile, por 2 años consecutivos, está aportando menos que el resto de la suma de los países. En su Mensaje, la Presidenta reconoció: “Sin crecimiento fuerte y sostenido, las políticas de equidad e inclusión carecen de bases solidas”. Si sus tres reformas en […]
El mundo está creciendo a un 3,3 % según el FMI, y Chile, por 2 años consecutivos, está aportando menos que el resto de la suma de los países. En su Mensaje, la Presidenta reconoció: “Sin crecimiento fuerte y sostenido, las políticas de equidad e inclusión carecen de bases solidas”. Si sus tres reformas en proceso, más emblemáticas y populistas (impuestos al 1% de contribuyentes financiarán la educación), tienen un rechazo ciudadano creciente, las personas tendrían que ser los agentes virtuosos del cambio. Con un costo económico mayor a lo originalmente contemplado, más el inexorable gravamen de su mala arquitectura, más de la mitad de los estudiantes pobres, que estudian fuera del Consejo de Rectores, el Gobierno dicta el acceso a la gratuidad.
Es como el Transantiago, que cada año absorbe mayores recursos fiscales a un sistema que no entrega un servicio satisfactorio. El Ejecutivo lo justifica con la desgastada definición de política social inclusiva. Sin embargo, el subsidio al Transantiago cuesta el doble que el Ingreso Ético Familiar y Chile Solidario juntos, dejando la duda de si realmente se trata de un subsidio o de un pago a la ineficiencia.
La productividad (eficiencia en asignación de recursos) fue la responsable del crecimiento del PIB en los últimos 40 años. Pero en 2014 cayó un 0,5%. Esto no fue prioridad en el Mensaje. Si las tasas de empleo se mantienen, es porque no hay esperanzas de encontrar trabajo.
Se teme o se especula del tráfico de influencias, pero no se detiene en lo más grave para un país, que es traficar con la ignorancia de los pobres. Le plantearon al país un programa impracticable e infinanciable para erradicar la desigualdad, con pseudo derechos sociales, como la educación y salud gratis. Sencillamente, sin los miles de agentes privados, que han sido asfixiados con regulaciones, ningún país alcanza el bienestar. Con crecimiento, Piñera permitió que 1,2 millones de personas dejaran la pobreza, por las sinergias de una economía social de mercado. Eso sí es un avance frontal contra la falta de oportunidades.