De horarios y otros demonios
Por John Ewer
Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso
U. Valparaíso
Por John Ewer
Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso
U. Valparaíso
A raíz del reportaje al Ministro de Energía, Máximo Pacheco de ayer, respecto de la decisión del Gobierno de mantener el horario y elegir el de verano, la primera decisión me parece acertada.
Existe evidencia que el cambio de hora que se realiza en la primavera tiene consecuencias nefastas para muchos, ya que en la mañana obliga a personas a funcionar una hora antes de lo normal, periodo durante el cual su estado de alerta es menor que antes del cambio de hora. Este adelanto horario puede por lo tanto aumentar la probabilidad de accidentes y también tiene consecuencias para la salud. Interesantemente, en algunas personas este llamado “jet-lag social” persiste por varias semanas; ello no es aparente simplemente porque nuestras vidas están regidas por relojes y horarios, pero es fácil de demostrar.
La segunda decisión, de mantener el horario de verano, me parece por lo contrario muy poco acertada. Nuestros patrones de sueño y vigilia son regulados por nuestro reloj biológico, y el estímulo que es de lejos el más importante en fijar cuando comienza el día es la luz solar. Utilizar el horario de verano significa que durante las mañanas invernales los habitantes de Chile tienen que funcionar mucho antes de lo dictado por su reloj biológico, con las consecuencias ya descritas. Esta situación es especialmente crítica para los niños: ellos naturalmente se despiertan mas tarde que los adultos (también duermen más, pero ese es otro tema). Es muy probable que no estén muy alertas durante las primeras horas de colegio, lo cual naturalmente impactaría en cuánto pueden aprender.
Cabe señalar además que el horario que le corresponde a Chile es en realidad de +1 hora con respecto al horario de invierno, o sea que el horario actual está desfasado en dos horas, no una. Por ultimo, es interesante que entre los 150 países que eligen no cambiar su horario, Chile es el único que decidió quedarse con el horario de verano. Si se quiere adoptar esta solución radical, debe demostrarse que este horario efectivamente es el mejor para nuestro país. Y basado en lo expuesto, este análisis debe incluir no solo el tema energético, sino los costos en salud, accidentes, y en cambios en el rendimiento escolar y en el trabajo.