Grecia en crisis, nuevamente
“El fin a estas crisis vendrá cuando el pueblo griego acepte modernizar su administración pública y pague los impuestos que le debe al fisco”.
Por cuarta vez desde 2010 y segunda vez este año, Grecia está en peligro de caer en bancarrota y de abandonar la unión monetaria en la cual participa junto a otras 18 naciones europeas. Su salida del euro causaría un grave daño a Grecia y también al resto del continente, por lo tanto es útil recordar cómo se llegó a la situación actual.
El Tratado de Maastricht de 1992 contemplaba criterios de convergencia para que, cuando entrara en vigencia la moneda común el 2002, todos sus participantes tuviesen sus economías bajo control. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento acordado para ese fin entró en vigencia en 1998 y estableció límites de inflación del 1,5 por ciento, un déficit fiscal menor al 3 por ciento del producto bruto y una deuda nacional bajo el 60 por ciento del PGB.
Pese a contar con mecanismos para prevenir y sancionar la violación de estas normas, desde su inicio varias naciones emplearon lo que llamaron “contabilidad creativa”, para cumplir con los requisitos de ingreso al sistema, y abandonaron toda disciplina fiscal cuando ya habían entrado al club. Incluso Alemania y Francia tuvieron déficits fiscales sobre los límites fijados los primeros tres años de la moneda común y no fueron sancionados.
La crisis financiera del 2008 reveló la verdadera dimensión del problema. El gobierno griego admitió que había ocultado sistemáticamente su nivel de deuda soberana, que alcanzó 140% del PGB en 2010.
No era nada nuevo. Desde su independencia en el siglo 19, todos los gobiernos griegos han utilizado los empleos del sector público como premios para sus partidarios políticos. En 1870 Grecia tenía siete veces más empleados estatales per cápita que Gran Bretaña, con una bajísima capacidad administrativa y una gran desconfianza de sus ciudadanos. Pese a algunas reducciones desde 2009, el sector público de Grecia sigue sobredimensionado e ineficiente y la evasión de impuestos es considerada un “deporte nacional”, estimada anualmente en 30 mil millones de euros o 15 por ciento del producto nacional.
Es posible que las rebajas a las pensiones e incrementos al IVA propuestos esta semana por el gobierno de Syriza logren satisfacer a sus acreedores y prolonguen la permanencia de Grecia dentro del euro. Pero el fin de estas periódicas crisis financieras vendrá cuando pueblo griego acepte reducir el todavía excesivo tamaño de su burocracia estatal, modernice la administración pública y reconozca la necesidad de pagar los impuestos que le debe al fisco.