Imprecisa medición de la pobreza
Por Ignacia Fernández
Rimisp-Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural
Por Ignacia Fernández
Rimisp-Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural
Entre 1990 y 2009, Chile registró una reducción de 27 puntos en materia de pobreza, situándose como uno de los países con menor incidencia de pobreza en América Latina, región que, sin embargo, sigue siendo la más desigual del planeta, con la mayor inequidad de ingresos, distribución del consumo y propiedad de la tierra.
La nueva metodología de medición de la pobreza por ingreso y el nuevo concepto de pobreza multidimensional que incorpora la Encuesta Casen 2013 permitieron visibilizar la pobreza rural: mientras la pobreza en los hogares urbanos es de 11%, en las zonas rurales sube al 25,4%. Analizando la encuesta, constatamos que los hogares rurales pobres viven en condiciones más desventajosas que los urbanos, en función de las oportunidades que ofrece el territorio.
Revisamos la focalización de los programas para la superación de la pobreza en relación con las 3 metodologías de medición de pobreza vigentes —la tradicional, la nueva por ingresos y la multidimensional—, utilizando para ello el programa de Ingreso Ético Familiar (actual Seguridades y Oportunidades), que contempla beneficios directos del Estado como apoyo a las personas y familias de menores ingresos. La cantidad de beneficiarios del programa de Ingreso Ético Familiar (IEF) que califica como “no pobres” es realmente alta, lo que contrasta con el hecho de tratarse de un programa dirigido a la extrema pobreza. Si usamos la metodología tradicional, casi el 79% de los beneficiarios no es pobre; cifra que desciende al 64% con la nueva metodología de ingresos, y a 70% con la medición de pobreza multidimensional.
En un esquema de políticas hiperfocalizadas como el chileno, es clave identificar adecuadamente a los hogares que presentan carencias en distintas dimensiones del bienestar. Cabe cuestionar el excesivo énfasis en los hogares que ponen las políticas de superación de la pobreza en Chile, como si con sólo abordar los factores que tienden a perpetuar la pobreza a nivel de hogar pudiera resolverse un problema de aristas territoriales.
Según lo anunció la Presidenta en su discurso del 21 de mayo, desde 2016 dejará de usarse gradualmente la Ficha de Protección Social. Esperemos que ello no se traduzca en el reemplazo de este instrumento de focalización por otro, que perpetúe el mismo tipo de dificultades.