• El Mercurio
  • Las Últimas Noticias
  • La Segunda
  • Soychile
  • Avisos Económicos
  • La Segunda Legales
  • Actualidad
  • Política
  • Economía
  • Espectáculos
  • Deportes
  • Contacto
  • Redacción
  • Debate de ideas
  • Sociedad Anónima
  • Cine, TV y Cultura
  • Deportes
Redacción
  • Inicio
  • Columnistas
    • Alfredo Joignant
    • Cristina Bitar
    • Eugenio Guzmán
    • Gonzalo Müller
    • Guillermo Larraín
    • John Biehl del Río
    • Jorge Edwards
    • Juan Carlos Altamirano
    • Leonidas Montes
    • Luis Eugenio Silva
    • Margarita María Errázuriz
    • Mariana Aylwin
    • Oscar Guillermo Garretón
    • Rafael Aldunate
    • Ricardo Solari
    • Sergio Melnick
  • Editorial
  • Foco político
  • Foco legislativo
  • Archivos
  • Cartas
Inicio» Columnistas » La hipocresía de la renuncia

La hipocresía de la renuncia

Por Francisco Belmar Orrego
Fundación para el Progreso

Publicado el 10/06/2015

Por Francisco Belmar Orrego
Fundación para el Progreso

Este 2015 ha sido el año del coraje político. Cada vez que un personaje público renuncia por su aparición en casos de corrupción, sus compañeros de partido o coalición aparecen para alabar su gesto. Sucedió con la UDI en el momento en que Iván Moreira reconoció la veracidad de los correos que lo implicaban en Penta; sucedió ahora con Insunza y su transparente intención de hacer públicos los informes de sus asesorías.

Es evidente que existen motivaciones políticas para renunciar a determinados cargos, pero más allá de eso, hay algo que hace mucho ruido respecto de esta forma de actuar. La renuncia no tiene verdaderos efectos políticos para el cuestionado. Una acusación por conflicto de interés podría no ser nada en la historia política y profesional de Insunza. La renuncia a su cargo solo invisibiliza sus posibles acciones reñidas con la ética. Muy probablemente, volverá a la arena pública y esta renuncia no será más que un mal recuerdo.

Un ejemplo parecido es el de Sebastián Dávalos. En determinado momento, cuando el caso Caval explotó, se insistió en que Dávalos debía renunciar. El cargo que poseía parece no haber sido relevante a la hora de obtener el mentado crédito del Banco de Chile, pero aun así renunció. Por algún extraño motivo, todos olvidamos que los beneficios bancarios que obtuvo la sociedad de Natalia Compagnon podrían deberse a que Dávalos es hijo de la Presidenta y no por el cargo que ostentaba. La renuncia, que a todos puso tan contentos y que él realizó casi entre lágrimas, sólo dejaba en la oscuridad sus acciones futuras.

Es aquí que los medios de comunicación han cumplido un rol fundamental. Solo ellos nos recuerdan que todas estas renuncias son para blindar a la Presidenta. Así, más que grandeza, lo que observamos es un acto de cinismo político. Como lo relevante es mantener abierta la posibilidad de acceder al poder, realizan gestos que dan una apariencia de grandeza y arrepentimiento, pero no es así. En su vida privada, continuarán actuando de la misma forma y cuando nuevamente obtengan cargos públicos -porque lo harán- es probable que vuelvan a tener la misma ética vacilante. No nos engañemos, estas renuncias no son muestras de coraje político, son una forma de decirle a la Presidenta que están con ella, pero sobre todo que esperan reciprocidad frente a ese hipócrita sacrificio.

Jorge Edwards

  • El derecho a la historia

    “Chile ostenta una historia densa, compleja, que valdría la pena examinar con seriedad y cuyo examen sería útil”.

Editorial

Una nueva era para Argentina

Parece claro que Daniel Scioli, candidato del oficialismo, se impondrá mañana en la primera vuelta de las el…

Foco Político

Desconfianza y consenso

Esta semana, el SII ha hecho una denuncia para que la Fiscalía Oriente investigue los eventuales delitos trib…

Foco Legislativo

Fragmentación del Congreso

Uno de los posibles efectos de la reforma electoral que más debate ha generado es la eventual fragmentación …

Búsqueda por fecha

junio 2015
L M X J V S D
« may   jul »
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930  

Lo más

  • Leído
  • Comentado

      (c) 2012 La Segunda | Blog de Redacción