Negar hasta morir
Cristóbal Portales
Universidad Adolfo Ibáñez
“El Gobierno ha seguido un patrón de gestión de crisis digno de principiantes”.
Por Cristóbal Portales
Universidad Adolfo Ibáñez
La estrategia seguida por el Gobierno para abordar la crisis de Caval y el financiamiento de la campaña presidencial tiene todos los elementos para configurar un manual de cómo agravar una crisis.
Los pasos críticos que siguen tradicionalmente todos los gobiernos, personajes y empresas que han sucumbido ante una crisis son los siguientes:
Primero, una extrema confusión para identificar la crisis. Ésta supera una simple brecha de expectativas, y la capacidad para comunicar otra cosa que no sea la verdad en un escenario político y social vigilante, incrédulo e informado es nula. La fuente de poder y capacidad de coacción para controlar daños es también limitada. En el caso Caval y SQM el pandero hace rato dejo de llevarlo el Gobierno (sobre todo desde que renunciara a un “acuerdo” político con lo oposición cuando apareciera el caso Penta y desconocieran la magnitud de lo que estaba en juego). Ahora el problema está radicado en una sede judicial con actores ávidos de visibilizar y prevalecer sus agendas políticas individuales.
En segundo lugar, se ha seguido un patrón de gestión de crisis digno de principiantes. En una primera instancia se trató de negar, minimizar o confundir el problema, endilgando el muerto a otro o recurriendo a datos —documentos propios impresentables o inexistentes—. Esto en general sólo contribuye a que los medios huelan la sangre, las inconsistencias, y destinen una atención mayor al problema. A mayor atención, mayor es el nivel de ansiedad y rechazo de la ciudadanía, y mayor es el impacto negativo sobre la imagen y reputación de los involucrados. Acto seguido y como en toda mala gestión de crisis, el Gobierno persistió en el intento por desviar el foco por la vía de una admisión parcial del problema, a partir de eufemismos (al hablar de “precampaña” o comisión de “errores”, no ilícitos) y de actos correctivos insuficientes e indirectos (Comisión Engel, entrevista en TVN, Canal 13 o cambio de gabinete). ¿Resultado?: la prevalencia en la ciudadanía de la ira, el shock, la emoción negativa en reemplazo de la razón o cualquier argumento que pueda explicar lo ya inexplicable. Un escenario donde la reputación, credibilidad e incluso la legitimidad de la Presidenta son sensiblemente menoscabadas ¿Qué debiera hacer ahora el Gobierno? Rezar por la lealtad de Peñailillo (y, por tanto, no hundirlo más), reconocer las fuentes de poder del problema y dar cumplimiento a las 3C, o claves del mensaje de crisis (conciencia (preocupación), control y compromiso con la verdad y reparación de fondo). Esto implica un mea culpa descarnado en el caso de la Presidenta, por su negligencia por desconocer la estructura ilícita de financiamiento que la llevó a ganar las elecciones. Lo otro es simplemente negar hasta morir.