¿Qué hace Eyzaguirre en La Moneda?
Desde la salida del breve ministro Insunza que el equipo político venía operando a media máquina. Se hacia evidente que Burgos no tenía una relación fluida con la Presidenta y las diferencias de opinión se hacían más frecuentes en un Gobierno que gira en torno a la voluntad de la Presidenta, con un jugador que […]
Desde la salida del breve ministro Insunza que el equipo político venía operando a media máquina. Se hacia evidente que Burgos no tenía una relación fluida con la Presidenta y las diferencias de opinión se hacían más frecuentes en un Gobierno que gira en torno a la voluntad de la Presidenta, con un jugador que no lograba convencer al DT y mira permanentemente a la banca esperando instrucciones que no llegan.
Así se entiende que la conducción política del Gobierno no mejorará como se esperaba desde la salida de Peñailillo. El cambio de un gabinete íntimo a uno de políticos capaces, pero no incondicionales, no estaba funcionando, no fluía el diálogo ni se compartían las decisiones frente a la crisis política que sigue siendo el principal problema del Gobierno y del país. Por esta razón, la Presidenta decide llamar a uno de sus jugadores favoritos, ésos con los que se entiende de memoria y con uno de los pocos que comparte más allá de lo estrictamente laboral, uno de sus regalones y que sin importar su rendimiento cuentan con su confianza: Nicolás Eyzaguirre a La Moneda. Luego de casi dos meses, hay un ministro capaz de hablar por la Presidenta, y eso el resto de los ministros lo debe recibir como una buena noticia, facilitando la orientación y conducción política del Gobierno.
Sacar a Eyzaguirre de Educación, en medio de la difícil tramitación del proyecto de Carrera Docente y con los profesores en paro, manifestándose en la calle contra el Gobierno y su proyecto, da cuenta de que la urgencia de contar con él en La Moneda era demasiada. La Presidenta tenía claro que esta era la pieza que le faltaba para equilibrar a su favor el poder del equipo político, y frenar el avance y demandas de los partidos que empezaban a marcarle la ruta a un Gobierno paralizado. Sin duda que en esto las palabras de Isabel Allende, poniendo el énfasis en la necesidad de volver a crecer para poder cumplir con las reformas y demandando al mismo tiempo que se escuchara más a los partidos frente a los errores en los nombramientos, causaron impacto en la decisión que tomó la Presidenta Bachelet.
No pasará mucho tiempo para que podamos respondernos dos preguntas claves para el futuro del Gobierno: ¿cómo se distribuyó el poder en el nuevo equipo político? y ¿quién será el conductor político que tanta falta le ha hecho a este Gobierno?