Redescubriendo a Mistral
“Son meritorios el trabajo y la dedicación de Pedro Pablo Zegers de entregar aspectos que, hasta hora, no habían sido revelados sobre Gabriela Mistral”.
El anticipo del libro sobre “Yin Yin”, el sobrino de Gabriela Mistral, escrito por Pedro Pablo Zegers, nos inserta en la vida de nuestra más grande poetisa. El dolor moldeó su carácter sufriente, especialmente, por el suicidio de su sobrino, que vivió hasta los 18 y reemplazó al hijo que no tuvo.
Mucho se ha dudado sobre el vínculo biológico de Yin Yin con Gabriela, y mistralianos como Roque Esteban Scarpa decían que sólo ella sabía la verdad. Pero el exhaustivo trabajo de rescate patrimonial que ha venido haciendo el investigador Pedro Pablo Zegers permite establecer que Yin-Yin, legamente, era sobrino de la poetisa.
Su suicidio a los 18 años, el 14 de agosto de 1943, provocó el desgarro más profundo de su vida y sólo pudo superarlo escribiendo cartas, poemas y oraciones, que Zegers ha descubierto en las 168 cajas que los herederos de Doris Dana, su amiga de los últimos años, entregaran a la Dibam.
Son meritorios el trabajo y la dedicación de Zegers para ofrecer a Chile entero aspectos que, hasta ahora, no habían sido revelados sobre Mistral y que forman parte de una vida que desmitifica el encuadre infantil con que siempre se ha encasillado a nuestro Premio Nobel (1945). Salvo esfuerzos editoriales de los últimos tiempos, éstos permanecen desconocidos por el grueso público.
La vida de Gabriela sigue siendo una cantera inagotable, pero obras como la de Zegers permitirán adentrarnos en las fibras de su intimidad, como las vividas en Madrid en la década del 30, antes de la Guerra Civil, y que tienen todavía un enigma a develar sobre su momento de difícil relación con Neruda, por el anhelo del poeta de ocupar su puesto en el Consulado de la capital española.
Hay mucho material desconocido sobre sus colaboraciones en el ABC y en las tertulias de su casa de la calle Menéndez Pelayo, del Parque El Retiro, con Unamuno, Carmen Conde, García Lorca, Morla Lynch, Gregorio Marañón, Juan Ramón Jiménez, Luis Enrique Délano, Pío Baroja, Guillermo de la Torre y Teresa de la Parra, entre otros.
Su vida como cónsul vitalicia por diferentes ciudades europeas y americanas, sus completos informes enviados a la Cancillería e inclusive la devolución de dineros de gastos que ella procuraba siempre abaratar para no cargar el erario nacional, debieran ser conocidos y, seguramente, irán saliendo a la luz pública gracias a esfuerzos como el de Zegers.