Reforma laboral y teletrabajo
“Hoy las necesidades laborales pasanpor flexibilizar las jornadas, para compatibilizar trabajo y estudios, familia o maternidad”.
Hoy se ve a los profesores marchando por las calles. Se ve también a los estudiantes e incluso a enfermos y trabajadores del área de la salud. Pero hace décadas que no se ve en Chile a los trabajadores marchando, a excepción del 1 de mayo. Esto no quiere decir en absoluto que las necesidades de los trabajadores estén cubiertas a cabalidad, pero significa que las relaciones laborales se han mantenido relativamente estables.
Ad portas de la reforma laboral, sin embargo, son las voces de los empresarios las que resuenan en contra de las medidas anunciadas por el Gobierno. A todas luces, ésta es una reforma que ha recordado una diferencia antagónica entre empleado y empleador, y una visión caduca hace varias décadas. La razón: ha centrado el problema actual de las relaciones laborales en la debilidad de los sindicatos.
La tasa de sindicalización en Chile llega al 16,7% de los trabajadores asalariados, que corresponde a unas 820 mil personas. Resulta bastante sesgado centrar una reforma laboral en un problema que afecta a tan pocos trabajadores. Parece ser una legislación para una minoría, y no para la mayoría de los trabajadores, que enfrentan necesidades tan diversas.
Es imposible negar la importancia de los sindicatos como la unión de la fuerza negociadora de los trabajadores. No obstante, el problema de la sindicalización no es nuevo, ni tampoco es el único problema que aqueja hoy a los trabajadores.
Una de las grandes promesas del Gobierno de la Presidenta Bachelet fue la protección laboral de la mujer y de los jóvenes. En Chile, el 40% del total de desempleados tiene entre 20 y 29 años, y sólo 5 de cada 10 mujeres tienen empleo. Hoy las necesidades laborales pasan también por flexibilizar las jornadas, para compatibilizar trabajo y estudios, trabajo y familia o trabajo y maternidad. En ese sentido, la reforma podría incluir incentivos al teletrabajo, que ha demostrado resultados exitosos en países como Argentina, España y México.
El uso de internet y redes sociales hace hoy necesario repensar la forma en que se trabaja. Es absurdo pensar una reforma que esté orientada a los sindicatos de forma única, y que no contemple las nuevas plataformas con las que hoy se cuenta, que no sólo aumentan la productividad; potencialmente, podrían disminuir costos y dar soluciones laborales a mujeres y jóvenes capacitados para trabajar, pero que tienen trabas de desplazamiento y horario. Estas trabas hoy son perfectamente franqueables por la tecnología y, por lo tanto, no deben seguir siendo un problema.