Segunda mirada: Eusebio Lillo se revuelca en su tumba
Hoy la canción nacional es más mentira que nunca: Chile, ni azulado ni puro tu cielo ni las brisas que te cruzan. Para esto, basta ver las fotos aéreas de Santiago que circulan en redes sociales que muestran cómo se asoma la punta del Costanera Center entre la nube de humo, o tratar de respirar […]
Hoy la canción nacional es más mentira que nunca: Chile, ni azulado ni puro tu cielo ni las brisas que te cruzan. Para esto, basta ver las fotos aéreas de Santiago que circulan en redes sociales que muestran cómo se asoma la punta del Costanera Center entre la nube de humo, o tratar de respirar un poco.
Tampoco tiene nada de blanco tu majestuosa montaña, y es que hasta los centros de esquí están más secos que escupo de momia, cerrados o funcionando a punta de nieve artificial, como la enlatada que hipócritamente le echamos al árbol de pascua en el hemisferio sur.
Lo que sea es bienvenido: rezarle a Dios, danzarle a la lluvia o cantar “que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva”.
De todo, menos cruzar un tenedor con un cuchillo ni invocar a San Isidro Labrador, que harán que siga saliendo el sol, y vivamos un extendido veranito de San Juan, en medio de un invierno que parece verano, y que hace que nuestro himno patrio pareciera corresponder a otro país.
E. Risopatrón