Segunda mirada: Ocultando el bananerismo
El cambio de hora en la fecha que estábamos acostumbrados sufrió un par de modificaciones, por razones ajenas a la productividad o a los desastres naturales. La visita del Papa Juan Pablo II a Chile estaba fijada para el 1 de abril de 1987. Sería sólo unos pocos días después del cambio de hora. Las […]
El cambio de hora en la fecha que estábamos acostumbrados sufrió un par de modificaciones, por razones ajenas a la productividad o a los desastres naturales.
La visita del Papa Juan Pablo II a Chile estaba fijada para el 1 de abril de 1987. Sería sólo unos pocos días después del cambio de hora. Las autoridades de la época se preocuparon, porque el Papa podría confundirse o tomarnos por un país poco serio, y decidieron tomar medidas. Por eso, se decidió postergar el cambio de hora hasta después de la visita. Así, logramos ocultar nuestro bananerismo con una medida aún menos digna.
En el Nacional, condenó el doloroso cáncer del divorcio. Y sus fieles servidores no tuvimos ley de divorcio hasta 5 años después de su muerte. Pero dormimos tranquilos sabiendo que Juan Pablo II nunca se enteró. Tampoco de que cambiábamos la hora. Y hoy que tenemos horario fijo, estamos más listos que nunca para la visita de Francisco.
E. Risopatrón