Valentín Letelier y la educación pública
Por Ernesto Vásquez Barriga
Egresado Liceo Valentín Letelier
Abogado U. de Chile
Por Ernesto Vásquez Barriga
Egresado Liceo Valentín Letelier
Abogado U. de Chile
Hoy supe que nuestros liceos públicos y sus profesores estaban en paro. La sociedad les adeuda estatus, reconocimiento y respeto, pues no existe profesión que no pase por sus manos. Sin embargo, también me hace reflexionar sobre dichos establecimientos estatales o, más bien, sobre uno de ellos.
Hace algunos meses celebramos los 126 años del Liceo Valentín Letelier. Cabe recordar que, bajo el mandato del Presidente Balmaceda, el visionario Valentín Letelier creó este faro de luz educativa para millares de generaciones.
Por sus aulas han transitado cientos de destacados estudiantes que han aportado al país desde las ciencias, el arte y la política, con el objetivo de ayudar al engrandecimiento de la patria.
El otrora símbolo de calidad y sueño de bienestar intelectual y personal para muchas familias de clase media y baja de nuestra sociedad fue paulatinamente abandonado y dejado a su suerte, desde principios de la década de los ochenta, y de tener más de cuatro mil alumnos en su mejor época pasó a ser el nicho de estudiantes que no eran admitidos por otros establecimientos.
Así, en un momento, las aulas apenas se llenaban con menos de doscientos estudiantes. Surgió una comunidad escolar desmotivada al extremo, dejada a la vera del camino. Ello de suyo era una sentencia de muerte, y hacía que el sueño del fundador y el honor de las familias fuera mancillado para siempre.
El Estado, en un desprecio cruel, abandonó el proyecto educativo, que junto con la municipalización fue el golpe funesto hacia “la tradición y prestigio” que enorgulleciera a tantos egresados.
Un grupo de ellos ha vuelto a reunirse. No sólo para declamar su afecto por el liceo, sino que también para luchar para que el Estado vuelva asumir el rol de conductor en educación pública y de calidad. Pero esto requiere un cambio de paradigma, donde autoridades educativas, profesores y estudiantes asuman que los derechos tienen su correlato en deberes, y que la disciplina, el compromiso y respeto a los valores del liceo son la única ruta para lograr que el Valentín Letelier vuelva ser el faro de una comunidad que sueña con ser parte de la construcción de la sociedad que queremos: justa, solidaria, respetuosa y comprometida.