Cambios y competitividad país
Por Roberto Castro Tapia Para avanzar en las reformas, particularmente la reforma educacional, es imprescindible identificar varias perspectivas respecto de cómo nos vemos, cómo somos vistos desde afuera y entender la importancia de esta reforma para la competitividad del país y de nuestras empresas en los años venideros. El crecimiento de las economías en un […]
Por Roberto Castro Tapia
Para avanzar en las reformas, particularmente la reforma educacional, es imprescindible identificar varias perspectivas respecto de cómo nos vemos, cómo somos vistos desde afuera y entender la importancia de esta reforma para la competitividad del país y de nuestras empresas en los años venideros.
El crecimiento de las economías en un mundo global depende mayormente de la competitividad país y, precisamente, las economías más competitivas a nivel mundial son aquellas en las que el carro del crecimiento es liderado por la innovación. A su vez, el desarrollo de la innovación requiere un conjunto de condiciones de entorno económico para potenciarse. Pero, sin ninguna duda, para innovar se necesita de personas con cada vez mayor nivel educacional, que sean capaces de innovar, efectivamente, y no sólo repetir. En buenas cuentas se requiere de talento humano.
Es el talento y no el capital, el factor clave capaz de conectar la innovación, la competitividad y el crecimiento en el siglo XXI. Recientemente el Foro Económico Mundial publicó el Índice de Capital Humano que cuantifica cómo los países están desarrollando y desplegando su capital humano en el tiempo.
Chile, de entre 124 países, se ubica en 45 del ranking de capital humano y ocupa el quinto lugar en la región de Latinoamérica y El Caribe, detrás de Argentina, Barbados, Bolivia y Brasil.
Sin duda, el nivel educacional de nuestra población ha incidido en la competitividad de Chile a escala mundial, por cuanto, de acuerdo con el Reporte de Competitividad Global que entrega el mismo Foro Económico Mundial, ha caído desde el lugar 27 en el año 2005 hasta el 33 en el en 2014.
Cuando se le pregunta al mundo de los negocios en Chile por la calidad de la educación en matemáticas y ciencias, la nota promedio resulta ser un 3,5; claramente, los empresarios no dejan pasar de curso a nuestro nivel en matemáticas y ciencias.
He ahí la importancia de tomar conciencia de que las reformas que se impulsan son esenciales para potenciar la competitividad de las empresas chilenas y, por tanto, de la economía como un todo, porque a mayor inflexibilidad en el proceso de llevarlas adelante, menor competitividad país.