Comisiones asesoras
Señor Director: Con sorpresa leí en su diario una fuerte crítica a las comisiones asesoras presidenciales y estoy en total desacuerdo. Estas comisiones son una forma moderna de hacer políticas públicas, en un mundo donde las soluciones simples ya no bastan, y donde se requieren respuestas institucionales para canalizar miradas diversas, construir confianzas y contar […]
Señor Director:
Con sorpresa leí en su diario una fuerte crítica a las comisiones asesoras presidenciales y estoy en total desacuerdo. Estas comisiones son una forma moderna de hacer políticas públicas, en un mundo donde las soluciones simples ya no bastan, y donde se requieren respuestas institucionales para canalizar miradas diversas, construir confianzas y contar con procesos de reflexión y discusión más amplios frente a problemas complejos. Además, permiten allegar expertise técnico que sería muy caro para el Estado contratar de manera permanente. Por ello, los últimos gobiernos de los Presidentes Bachelet y Piñera han hecho un creciente y más visible uso de este mecanismo.
La recién creada Comisión Asesora Presidencial de Productividad es un buen ejemplo: un grupo de expertos técnico-político respetado y de primer nivel, acotado en número de integrantes, diverso en las miradas, para enfrentar uno los problemas más complejos que enfrentamos como país: mejorar la productividad de nuestra economía.
¿Se implementa todo lo propuesto en las comisiones? No, o al menos no siempre en los plazos que muchos desearían, porque finalmente es deber y función de la autoridad priorizar las iniciativas, pero el proceso previo nos permite a todos conocer públicamente las propuestas y augurar finalmente una implementación con mucho más acuerdo y certeza de estar avanzando en la dirección correcta. En tiempos de desconfianza, las comisiones asesoras presidenciales son un aporte fundamental en la construcción del necesario mayor “animus societatis” .
Claudio Seebach